Thursday, November 5, 2015

capitulo 21 y 22

Y luego se preguntó si aquél no habría sido el motivo de toda aquella historia. ¿Era por eso por lo que le había agradecido el haber hecho un día especial de su cumpleaños?
Casi se había marchado con aquel tipo. Y luego había aceptado de buen grado que él la llevase a su casa. ¿Habría sido ése el plan desde el principio? ¿El buscar a alguien que le quitase el peso de su virginidad?
No estaba seguro de qué edad tendría. Pero parecía demasiado mayor para no haber estado nunca con un hombre. Sobre todo con ese cuerpo, ese pelo, y ese aspecto de mujer atrevida.
Pero si sus sospechas eran ciertas… Se sintió utilizado.
Era curioso sentirse así siendo un hombre que había tenido tantas relaciones de una sola noche. Y no le gustaba en absoluto.
Sacó la nota de Lali de detrás del armario y la alisó.
Entonces, quizás fuera él quien la buscase. Había unas cuantas preguntas que querría hacerle si algún día se encontraba con ella. Seguramente volvería algún día a su club. No tenía más que poner en guardia a los empleados del club para que le avisaran si veían a aquella mujer menuda de ojos de color chocolate y una risa que derretiría los huesos de cualquier hombre.
Con ese pensamiento, puso la cafetera y se marchó a su dormitorio a ducharse y vestirse. Si iba temprano al club podría ponerse al día con el trabajo de oficina que tenía atrasado, así como hablar con los empleados a medida que fueran llegando, para que estuvieran pendientes de Lali.
La encontraría. Y entonces tendrían una conversación.


Pasaron dos semanas sin saber nada de Lali, y Peter estaba cada vez más malhumorado. La noche anterior le había protestado a una de las camareras simplemente por servirle un whisky con hielo en lugar de un whisky solo, y por llevar el pelo teñido de rubio y con un peinado que le recordaba a Lali.
Aquello tenía que terminar, pensó mientras apretaba el volante de su coche.
Era evidente que ella no iba a volver pronto a su bar, teniendo en cuenta que durante los últimos trece días, cuatro horas y veintisiete minutos no había sentido ninguna necesidad de hacerlo.
Lo que quería decir que, o bien se olvidaba de ella, o tomaba otras medidas para encontrarla.
Bueno, para ser sincero, había intentado olvidarla. Había bebido, no mucho más de lo habitual en actos sociales, pero lo suficiente como para que los empleados del bar lo empezaran a mirar con curiosidad.
Había ido al gimnasio con su mejor amigo, Agustin, para cansarse y borrar su frustración con el cansancio del deporte, y sobre todo, pegando contra un saco de boxeo con los guantes.
Nada le había servido.
Y lo peor de todo. No había vuelto a tener sexo con nadie desde que Lali había desaparecido. Ella había eliminado su deseo por cualquier otra mujer.
Las mujeres del bar coqueteaban con él en cuanto lo veían. Y hasta se había permitido un poco de coqueteo con ellas. Pero se había dado cuenta de que lo había hecho por costumbre, sin un interés real.
Estaba tenso y enfadado. Lo que necesitaba era liberar tensiones con un encuentro físico con alguien. Pero lo cierto era que con la única que quería acostarse era con cierta mujer rubia y menuda llamada Lali Esposito.
Como si sus pensamientos la hubieran convocado, la vio materializarse en las escaleras de la biblioteca de la ciudad.
Le parecía que era Lali, al menos.
Frenó el coche, y luego se dio cuenta de que estaba en medio del tráfico de Georgetown. Levantó el pie del freno y pudo, al menos, evitar que el coche que tenía detrás chocase con él.
Miró nuevamente hacia la biblioteca.
¿Dónde diablos estaba ella? ¿La había vuelto a perder? «No», se dijo. Allí estaba, caminando por la acera.
Miró hacia atrás para tenerla a la vista hasta que encontrara un sitio donde aparcar. Se metió en el primer sitio que vio.
Salió de su Lexus plateado y puso monedas en el parquímetro.

1 comment: