Tuesday, November 3, 2015

capitulo 3

Cerró el armario y suspiró, disgustada. Tenía treinta y un años y todavía se vestía como en la época del instituto. Y sabía, sin mirarlos, que todos los zapatos que tenía eran planos y de color negro o marrón. Seguía llevando el cabello liso y largo hasta media espalda, con un flequillo cortado con precisión militar.
Era suficiente para que cualquiera se refugiase debajo de las mantas y no volviera a salir de allí.
Lali se sintió molesta. No iba a dejar que pasara otro año sin un intento, al menos, de sacarle provecho a la vida.
Se giró en la cama y agarró el teléfono. Llamó de memoria a la Biblioteca Pública de Georgetown. Cuando contestó Marilyn Williams, la jefa de los bibliotecarios, y jefa suya, Lali fingió una tos ronca y pidió el día libre.
Marilyn se quedó sorprendida por su petición, teniendo en cuenta que Lali jamás había pedido un día libre por enfermedad, pero enseguida se lo concedió y le dijo que pediría a alguno de los bibliotecarios a tiempo parcial que la reemplazara, si había demasiado trabajo.
En cuanto colgó, Lali se quitó su camisón verde menta, también estampado con pequeñas flores, y se puso una túnica lamentablemente pasada de moda y unos zapatos. Agarró la guía telefónica y buscó salones de belleza, y boutiques de moda, para empezar.
No sabía exactamente cuál era su plan, pero con suerte, aquél sería su último día de virgen de treinta y un años.
Algunas noches, Peter se quedaba en la oficina que tenía encima de la pista de baile, sintiendo el ritmo de la música vibrar a través de la estructura de acero inoxidable mientras trabajaba en su escritorio, o miraba, a través de las ventanas insonorizadas, cómo se divertían los clientes de su bar. Otras veces, como aquella noche, bajaba y echaba una mano detrás de la barra para mezclarse con la gente.
El Hot Spot era uno de los clubes nocturnos más importantes de Georgetown, y motivo de orgullo y de alegría para sus habitantes.
Había alquilado y reformado completamente el edificio hacía cinco años. Y desde entonces se había llenado todas las noches.
Jack y Karen Lanzani querían mucho a sus tres hijos y los habían apoyado en todo lo que habían querido hacer. Pero Peter no había querido que sus padres respaldaran económicamente su nueva empresa. Quería que fuera exclusivamente suyo el éxito o el fracaso de cualquier proyecto personal que emprendiese.
Por supuesto que la idea de hacer algo por sí mismo y salir adelante solo no le había hecho gracia a Belen. Razón por la cual era su exesposa.
El divorcio no había entrado en sus planes, pero el estar soltero tenía sus ventajas, sobre todo para un hombre que era el dueño del club nocturno más popular de la ciudad.

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