Peter giró la cabeza y atrapó uno de los dedos de la mano de Lali entre sus labios. De repente, ella ya no pudo resistirlo más y apartó el dedo para encontrar aquella seductora boca sólo para sí misma. Hundió los dedos en aquel glorioso cabello oscuro y dejó escapar un gemido mientras Peter le devoraba la boca con ardiente pasión. Anhelaba sentirlo, estaba experimentando un deseo que nunca había sentido antes, deseaba que Peter le diera lo que nunca antes le había interesado...
—Peter, por favor... —gimió.
—Todavía no —le aseguró él, mientras le acariciaba dulcemente los músculos del vientre. Entonces, al notar el fin del trazo de una cicatriz, se detuvo—, ¿Qué es eso?
—Cuando Tomas nació, me hicieron una cesárea.
—No importa. No por eso eres menos hermosa...
Peter siguió con su exploración y dejó que las yemas de sus dedos flirtearan seductoramente con el vello que cubría la dulce feminidad de Lali. Cuando vio que ella, automáticamente, separaba las piernas, no pudo contener una carcajada.
Entonces, localizó el pequeño centro del placer máximo y lentamente, empezó a estimularlo. Aquellas caricias volvieron loca a Lali. El placer explotó dentro de ella a medida que aquella dulce rosa se iba abriendo estirándose... No podía hablar, ni hacer nada que fuera más allá de sentir aquella desesperante necesidad. Cuando parecía estar a punto de alcanzar la cima de unas sensaciones que no había experimentado con anterioridad, Peter se detuvo, negándole lo que ella más deseaba. Cada vez que repetía los mismos gestos, iba un poco más allá, se aferraba a él y estaba a punto de derramar lágrimas de frustración por no poder comprender lo que le estaba ocurriendo a su propio cuerpo.
—Por favor, te deseo ahora...
Peter acarició la henchida humedad que tenía entre las piernas y dejó que un dedo la penetrara una, dos veces hasta que ella gritó más allá del control, sin pudor alguno.
—Estás caliente, húmeda y tensa,
amore...
Entonces, le colocó las manos sobre las caderas y le colocó una almohada debajo para levantarla un poco más. Tras unos momentos de espera, Lali se dio cuenta de que él se había estado colocando un preservativo. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Peter se lanzó sobre ella con pasión, inclinándola para que pudiera recibirlo en un ángulo que la sorprendió. La penetró de un solo movimiento, que la volvió loca de placer. Gemía de
impaciencia, esperando que él volviera a moverse dentro de ella. Cuando él volvió a repetirlo, sintió una excitación física salvaje y apasionada que no había experimentado jamás.
—Santo Cielo... cómo te deseo...
Maaass💖
ReplyDeleteOtroo
ReplyDeleteAyer nos abandonaste! Merecemos maratón!
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