—En estos momentos, tenemos algo más importante de lo que preocuparnos —le dijo, tomando los dedos de ella entre los suyos.
Lali no podía apartar la vista de la gran cantidad de cajas y bolsas que había encima de la cama.
—No puedes hacer esto, Peter... No está bien...
—Lali. Dentro de quince minutos una tal señorita Elliott va a venir a vernos y necesitas vestirte enseguida. Te sugiero que te pongas uno de tus nuevos conjuntos.
—¿Quién es esa señorita Elliott?
—Es la asistente social a la que habrías visto sí te hubieras quedado en el hospital.
—¿Cómo descubrió que yo estaba en tu casa?
—Yo informé al doctor Coulter, que es amigo mío, de que te había traído
aquí.
—¡Pues menudo amigo! ¡Me ha vendido a las autoridades! —exclamó Lali, sintiendo que no le quedaba mucho para echarse a llorar.
—¡Por Dios! ¿Quieres dejar de hablar como si fueras una delincuente? En estos momentos Tomas y tú estáis bien aquí, pero es natural que se hagan pesquisas para establecer ese hecho.
—Me lo van a... me lo van a quitar...
—Nadie te va a quitar a tu hijo, Lali —le prometió Peter, mientras la agarraba con fuerza de los hombros—. Te lo juro. Ahora, recobra la compostura y baja enseguida.
—No puedo...
—Estás hablando como una niña —dijo Peter, con cierto tono de censura en la voz—. Este asunto se resolverá sin problema alguno. Una vez que yo informe a esa mujer de que tengo la intención de casarme contigo, comprenderá enseguida que ni tu hijo ni tú volveréis a necesitar de su ayuda.
—¿Que vas a decirle que nos vamos a... casar? —preguntó ella, al tiempo que se soltaba de él.
—Y cuanto menos digas sobre el asunto, mejor. ¿De acuerdo?
Con eso, Peter se dirigió hacia la puerta y salió de la habitación antes de que ella pudiera reaccionar. Parpadeó y poco a poco fue comprendiéndolo todo, aunque la sorprendía que Peter estuviera dispuesto a mentir de aquella manera por ella. Sabía que aquella afirmación satisfaría con creces cualquier preocupación que la asistente social pudiera tener sobre el futuro de su hijo. Peter era un hombre rico, respetado y famoso por sus obras de caridad. En un abrir y cerrar de ojos, se había convertido en un marido de cuento para ayudarla. También era muy listo. Lali se sintió muy emocionada de que fuera capaz de inventar una historia de ese calibre solamente para
ayudarla.
Maas
ReplyDeletemas novela ♥
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