Sin embargo, aquello no significaba que estuviera dispuesto a hacer realidad aquellas palabras. De hecho, seguramente deseaba no haberla conocido, a juzgar por cómo se habían desarrollado las cosas entre ellos.
Lo menos que podía hacer era parecer una mujer que estaba a punto de casarse con un hombre muy rico. Eligió un vestido y una chaqueta color turquesa y buscó entre ellas cajas hasta que encontró unos zapatos que hacían juego. No podía imaginarse que Peter se hubiera gastado tanto dinero en ella. Era una locura. De verdad no tenía ni idea del tipo de vida que ella en teoría llevaba ni los ambientes en los que debía moverse. ¿Dónde iba a ella a poder ponerse todos aquellos trajes y vestidos de noche tan maravillosos?
Cuando estuvo vestida, vio que ni Tomas ni su niñera estaban ya en el cuarto del niño, por lo que se dispuso a bajar las escaleras. Lo hizo con mucho cuidado, dado que los tacones que llevaba eran muy altos. Además, se sentía muy nerviosa por la visita.
Antes de entrar en el salón, se vio reflejada en uno de los espejos del vestíbulo y casi no se reconoció. Su nueva imagen transmitía clase y dinero.
En aquel momento, se abrió una de las puertas que daban al vestíbulo.
—Lali... date prisa —dijo Peter, con cierta exasperación.
Aun hablando de aquella manera, resultaba un hombre hermoso.
La joven entró en el salón. Allí, vio a una mujer rubia, madura, con fríos ojos azules y un aire de eficiencia. Enseguida, la mujer se dirigió a ella.
—¿Es usted la señorita Esposito? —preguntó, mirándola de arriba abajo con la duda pintada en el rostro.
—Sí.
Tomas estaba sentado en una alfombra, jugando. Al ver a su madre, lanzó un grito de alegría y extendió los brazos. Con aquella ropa tan bonita, parecía un niño que había nacido con toda la vida resuelta.
Tras tomar a su hijo en brazos, Lali se sentó y se lo colocó en el regazo. Lo abrazó muy fuerte y, al mismo tiempo, dejó que la barbilla le descansara sobre la cabeza del pequeño.
—El doctor Coulter me ha informado de que, por el momento, usted está viviendo aquí —comentó la mujer—. ¿Es eso cierto?
—Lali y yo nos vamos a casar —afirmó Peter, con la mayor tranquilidad del mundo.
Con aquello fue más que suficiente. La asistente social se quedó boquiabierta. Entonces, consultó el expediente que llevaba en una carpeta y miró a Tomas. Por último, observó a Peter y sonrió.
—Estoy encantada de que la situación se haya resuelto de este modo.
Tomas parece estar muy feliz.
—También espero adoptar a Tomas como hijo mío —le aseguró Peter.
Massss ❤👏
ReplyDeleteamo a este peter dios es lo mas, se enota que siente algo fuerte por lali para hacer eso.
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