Monday, November 9, 2015

capitulo 62

Peter se quitó los zapatos y se desvistió completamente en la entrada del piso. Luego atravesó el apartamento como si fuera Tarzán llevando a Jane a la casa del árbol.
—No sé qué poderes mágicos tienes, pero estoy absolutamente anonadado. Quiero besarte toda la noche. Quiero hacer el amor contigo en todas las posiciones… Y luego volver a empezar…
Ella lo miró preguntándose cómo era posible que hubiera sido tan afortunada de encontrar a aquel hombre el día de su cumpleaños.
—Interesante… —dijo ella.
—Maldita sea. Si sobrevivimos a esta noche, tendremos que escribir otro Kama Sutra.
—En ese caso, habría que investigar mucho… —Oh, sí —sonrió Peter con picardía.
Él la tiró en medio de la cama. Sonrieron y rieron juntos.
Peter se puso encima de ella y gruñó, antes de morder suavemente la piel de su cuello y sus hombros. Ella gimió de placer y dolor, y le clavó las uñas en la espalda.
Ella estaba excitada. Sentía la humedad y el calor de su deseo entre las piernas.
¿Se saciaría algún día de él? ¿Podría pensar en él algún día sin que su vientre se tensara de deseo?
—Ahora —dijo Peter—, te desvestiremos… Ha estado bien hacerlo vestidos. Pero desnudos, puede ser incluso mejor.
Le bajó la cremallera del vestido sin molestarse en levantarla del colchón. Luego le quitó la ropa y la tiró a un lado.
Se detuvo un momento en admirar el sujetador morado, y las medias.
—Algún día te pediré que uses esto para hacer alguna travesura… Con sujetador, medias, tacones… Pero por ahora prefiero piel contra piel.
Se sentó en cuclillas, levantó una pierna de Lali y la colocó en su pecho. Besó la parte interna de su tobillo, luego le quitó el zapato de tacón de aguja y lo tiró por detrás de su hombro.
Luego le quitó las medias. Sus manos trabajaban como si fuera un escultor modelando arcilla, acariciando, excitándola con cada movimiento.
Ella encogió los dedos de los pies y su trasero para acercarse al excitado sexo de Peter. Pero él no se dio prisa. Siguió desenrollando la lencería, lentamente, eróticamente, hasta que le quitó la media.
Hizo lo mismo con la otra media hasta dejarla completamente desnuda, y luego se puso encima de ella.
El vello áspero de su pecho le rozó los pezones, y éstos se pusieron duros. Peter tenía una pierna en medio de las suyas, y las rozó hacia arriba y hacia abajo, poniéndole las terminaciones nerviosas en alerta, quemándola por dentro.

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