Sunday, December 6, 2015

capitulo 14

Peter estudió detenidamente a la mujer que tenía delante, esforzándose por no sonreír ante su actitud franca y la furia que asomaba a sus cafe ojos castaños. Era digna de ver, y no hizo más que reafirmar lo inteligente de la campaña que había puesto en marcha.
Su rechazo no había aplacado su deseo hacia ella. Poco después de volver de Estados Unidos decidió que, dado que el enfoque directo no había funcionado, tal vez tuviera que intentarlo de una manera más sutil.
En lo referente a Lali Esposito, parecía que iba a necesitar de todas sus armas de seducción.
Le había llevado unos días dar con la idea de invitarla a pasar una temporada en su país. Sabía que no aceptaría una mera invitación…
Pero dado que tenían algo en común, la filantropía, se dio cuenta de que ése sería el único motivo que llamaría su atención. Estaba, además, la generosa prima que había incluido en el contrato como incentivo extra: doscientos cincuenta mil dólares, que él mismo donaría a la organización benéfica que ella eligiera, una vez cumplida su parte del acuerdo.
Y ahora la tenía allí, justo donde quería.
No parecía que estuviera deseando meterse en la cama con él en ese momento, eso seguro. Pero, como todo lo demás, ya llegaría.
Ya se ocuparía él.
—Yo no diría tanto —murmuró, en respuesta a la pregunta de Lali sobre si había cambiado de idea respecto a llevársela a la cama—. Pero soy perfectamente capaz de separar los negocios y el placer.
Sin darle opción a discutírselo, continuó:
—Ven conmigo. Te enseñaré tu habitación, para que puedas deshacer el equipaje y descansar un poco antes de la cena.
Dejando caer los brazos a lo largo de los costados, la rodeó y se dirigió hacia la puerta.
—No te preocupes —replicó ella con sequedad a la espalda del príncipe—. No voy a quedarme.
Peter se giró un poco para mirarla con expresión neutra.
—No seas ridícula. Claro que vas a quedarte. Has firmado un contrato.
—Al cuerno el contrato —contestó ella, dirigiéndose hacia la puerta con actitud gélida.
Peter esperó a que pasara y entonces la agarró por el brazo, cuando se disponía a salir por donde había entrado.
—¿De verdad vas a privar de un cuarto de millón de dólares a la organización benéfica que elijas?

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