Tuesday, December 1, 2015

capitulo 26

-No me he perdido... he seguido el camino -replicó Lali, preguntándose por que parecía tan furioso-. ¡Y no te tolero que me llames estúpida!
Con los dientes apretados, Peter sacó un móvil y habló con alguien en español. -Hemos estado preocupados por ti. Saliste de la hacienda hace tres horas.
-¿Tres horas? Lali miró su reloj.
-No me había dado cuenta. Lo siento. No sabía que había estado aquí tanto tiempo. -Deja de hacerte la tonta. Te habías perdido.
-No es verdad -replicó ella. Pero cuando buscó el camino con los ojos, se dio cuenta de que no le habría resultado tan fácil volver a la casa.
-No creo que la civilización maya sea una de tus pasiones...
-Te equivocas -lo interrumpió ella-. Por favor, dame cinco minutos más. -Lali..
Ella no le hizo caso y siguió observando el antiguo templo.
-¿A quién estas tratando de impresionar? ¿Sabes lo que estas mirando?
Desde los escalones, ella seguía observando las máscaras de los dioses mayas que adornaban la entrada.
-Estoy mirando a Hun Hunapu, el dios de las tempestades y este es... Chac, creo, el dios de la lluvia. Y este es Kinich Ahau, el dios del sol. ¿Este templo tiene un pib na? -preguntó Lali. Peter se quedó en silencio durante unos segundos, estudiándola con atención-. ¿Ocurre algo?
-Sí. El templo tiene una sala bajo tierra contestó él por fin. -¿Con murales?
-Con murales. Pero hasta que no terminen las excavaciones, no se puede entrar -dijo Peter, sin dejar de mirarla con una expresión indefinida. Durante unos segundos que a Lali le parecieron eternos, permanecieron en silencio, observándose el uno al otro, como si se vieran por primers vez-. Creo que me he equivocado contigo y te pido disculpas. Que te hayas tomado tanto interés por la cultura maya significa que tu difunto marido te importaba.
Su sinceridad era patente, pero aquella disculpa era como una bofetada. Peter pensaba que hablaba con la viuda de Pablo. Lali volvió a sentirse avergonzada por estar engañándolo.
-Se está haciendo tarde -dijo, sin mirarlo.
-Debiste amar mucho a Pablo –murmuró é1, tomándola del brazo.
Lali se soltó de un tirón y empezó a descender los escalones.
-No quiero hablar de ello.
-Pablo y yo éramos amigos desde pequeños.
-¿El heredero de la fortuna Lanzani y el hijo de un capataz? -preguntó Lali, despechada.
-Pablo me llamó el día de su boda y me confesó que era el hombre más feliz del mundo -siguió diciendo él. Lali no quería seguir hablando del asunto. Con cada palabra sincera de aquel hombre, se sentía más vil-. Mírame... No suelo equivocarme con la gente, pero tu comportamiento tras la muerte de Pablo no fue precisamente...
-Eso fue hace mucho tiempo -lo interrumpió ella.
-Estoy intentando entender qué te hizo comportarte de una forma tan horrible sólo unas semanas después del funeral de Pablo.

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