Wednesday, December 2, 2015

capitulo 32

-Claro que no... -Lali empezó a decir. Pero aquel no era el mismo hombre que le había hecho el amor unas horas antes.
-¿Crees que haber compartido mi cama anoche te da algún privilegio? -preguntó Peter con desdén.
Lali se quedó pálida. En ese mismo instante, perdió la fe en lo que creía haber compartido con él. -Al menos, uno -murmuró, abriendo la puerta-. Que no tuvieras la mala educación de decirme eso.
Peter dio un paso hacia ella.
-Lali.. Esta situación es insostenible. Deja de jugar. Firma el documento y vuelve a Londres.
-Pero yo...
-¡No voy a tener una aventura contigo mientras mi hermana esté bajo el mismo techo! -la interrumpió él-. Lo de anoche fue una locura. Lali sabía que era cierto. De repente, le parecía claro como el agua. Debía haberse vuelto loca. Sin decir otra palabra, porque no era capaz de hacerlo, salió de su despacho.

Lali se encontró en su dormitorio sin recordar cómo había subido la escalera.
Se había comportado como una idiota, pensaba. Peter había llamado «locura> a lo que había ocurrido la noche anterior y ni siquiera sabía toda la verdad. No sabía que ella no era Marianela, sino Lali . Lali estaba desesperada por reclamar su propia identidad, su propia reputación diciéndole la verdad, pero no podía hacerlo.
Había prometido proteger a Marianela. Además, sólo un loco pensaría que Peter iba a recibir esa confesión con alegría. Pensaría que ella y su hermana habían preparado todo aquello para engañarlo y, si era posible, sacarle dinero.
Lo mirase como lo mirase, Lali se daba cuenta de que había quemado sus barcos el día que conoció a Peter. La mala suerte le había hecho que se enamorase de él, pero Peter la había rechazado y la había tratado como si fuera una basura.
El mundo de fantasía en el que había vivido durante las últimas horas se hundía bajo sus pies. Para ella, había sido el sueño de una noche, un revolcón para él. Peter la quería fuera de su casa y fuera de su pafs. No se podía decir más claro.
Y,era culpa suya. Había permitido que el la usara durante una noche, pero, no podía culparlo porque ella se había ofrecido en bandeja. Peter no la había engañado. No le había dicho una sola mentira. Y, sin embargo, se había ido a la cama con él. ¿Cómo iba a poder soportar aquella humillante verdad?
Una criada llamó en ese momento a la puerta y entró con un sobre en la mano.
Lali descubrió que era el documento que Peter quería que firmase.
Tenía que volver a llamar a su hermana, no había elección. Lali salió de su dormitorio, entró en una habitación que las criadas habían estado aireando y marcó el número de su hermana.
-¡Te dije que no volvieras a llamarme!
-¿Has hablado con Rama? -preguntó Lali, mirando hacia la puerta.
-¿Cómo voy a hacerlo? Está en Alemania.
Lali recordó entonces que su hermana se había quejado de que Rama estaría trabajando en Berlín hasta unos días antes de la boda.
-Lo siento, yo...
-Mira, he tenido una oferta por el apartamento y voy a aceptarla. Le enviaré el dinero a Nicolas por transferencia. ¿Estás satisfecha? Ya le contaré algo a Rama.

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