capitulo 35

Lali recordó la noche anterior. Ella no era actriz y seguramente se había traicionado a sí misma cien veces. Se sentía degradaba por la desagradable proposición.
-Entiendo que te moleste, querida -dijo él, con tono suave-. Los hombres siempre se han vuelto locos por tí, pero esta vez va a ser diferente.
-Si eres tan estúpido que crees poder reducirme al nivel de una buscona con la que puedes pasar la noche cuando quieras...
-Que palabras tan emotivas -la interrumpió Peter-. Anoche no pusiste ninguna barrera. Me deseabas demasiado como para ser calculadora. Pero ahora te estoy ofreciendo un arreglo para el que estás muy capacitada... -¡No lo estoy! -exclamó ella, indignada.
Peter se encogió de hombros.
-En esta vida, todos acabamos eligiendo lo mejor que nos ofrecen. De modo que elige entre el dinero que le debes a Nicolas o... yo. Puedes tener una de las dos cosas, pero no las dos. Y si me eliges a mí, será con mis reglas. -¡No puedo creer que me estes hablando así!
-Ningún hombre te tendría detrás de un ordenador, querida. Te has cargado el sistema, por cierto. Ahora tendré que llamar a mi oficina de Londres para que me den ese informe -añadió, volviéndose. Lali miró con horror la pantalla del ordenador, que se había quedado en blanco. Pero lo que más la horrorizaba era que Peter tenía una oficina en Londres. ¿Cuántas veces al mes iría alíf? Mortificada por aquel absurdo pensamiento, se odió a sí misma. Le daba igual que fuera todos los días porque no pensaba volver a verlo jamás.
Peter creía que podia tenerla cuando quisiera, pero estaba equivocado.
Lali fue a buscar a Euguenia y la encontró en el gimnasio.
-He pensado en lo que me has dicho. Y quiero que me ayudes. Necesito volver a mi casa.
- Veo que mi hermano ha vuelto a hacer de las suyas.
-¡Esto no tiene nada que ver con tu hermano!
-Estoy deseando ver la cara de Peter cuando descubra que las dos hemos desaparecido.

AQUELLA noche, Lali aprendió lo vergonzosa que era una huida cuando Euguenia era la protagonista.
Aliviada cuando la joven se quedó dormida, Lali se echó hacia atras en su asiento. Llevaban una hora en el avión que las llevaría a Londres y tenía los nervios destrozados, pero debía reconocer que Euguenia había planeado su escapada con gran eficacia.
Mientras Lali sudaba sangre escribiendo una carta a Peter sobre la transferencia que Marianela le había prometido, la criada de Euguenia había hecho sus maletas. Después, la habían llevado por una puerta trasera donde la joven la esperaba en el asiento trasero de un todoterreno.
-Date prisa -susurró. Lali había descubierto entonces por que era tan importante para los planes de Euguenia. La joven había visto su permiso de conducir en la maleta-. Yo no se conducir. Siempre me lleva alguien, pero si le pido a algun empleado que me lleve al aeropuerto, mi hermano se enteraría.
El viaje había sido una pesadilla. Ademas de la carretera polvorienta y el tráfico imposible en la ciudad de Guatemala, cuando por fin llegaron al aeropuerto, le aguardaba algo peor.