Wednesday, December 2, 2015

capitulo 37

-La hermana de Peter tenía razón. ¿Por qué tenías tú que arreglar mis problemas? -sonrió Marianela-. Siento mucho haberte metido en este lío.
Desde luego, eran dos hermanas muy diferentes. Marianela se había asustado al enterarse de la deuda contraída con Nicolas, pero pronto se había tomado las cosas con calma.
Treinta minutos después, en el taxi que la llevaba a su casa, Lali suspiró. Las calles llenas de coches y el cielo gris de Londres eran feísimos comparadas con los brillantes colores de Guatemala. Pero debía pensar en la boda de Marianela y después, en las navidades.
Siempre le habían gustado las navidades. Aunque Rama y Marianela estarían de luna de miel y ella se sentiría un poco sola...
Dos semanas después, Lali se mudó al apartamento de su hermana. Marianela estaba en Oxford, en casa de los padres de Rama hasta que él volviera de Alemania. Sólo faltaban tres días para la boda.
Mientras estaba colocando su ropa en el armario, Lali tuvo que sentarse para descansar. Estaba cansada desde que volvió de Guatemala. Además, le dolía el estómago y se había mareado un par de veces.
Quizá había pillado alguna infección, pensó. Se había hecho algunas pruebas, pero aún no había ido a buscar el resultado.
Cuando estaba haciendo la cama sonó el telefonillo. Lali fue abrir y al pasar delante del espejo, comprobó que estaba demacrada. Además, después de haber llevado los vestidos de su hermana, se encontraba fea con su propia ropa. El jersey azul y la falda que llevaba eran muy cómodos, pero no tenían estilo.
Pero no le quedaba más remedio que aguantarse porque eso era lo que tenía. Había encontrado un trabajo para las navidades en una tienda de juguetes, pero tenía que empezar a buscar un apartamento porque no quería quedarse en casa de su hermana mucho tiempo. -¿Sí? -dijo, descolgando el telefonillo.
-Abreme -escuchó la voz de Peter, con un tono amenazador. Lali se quedó paralizada.
-Pero...
-Ahora mismo, Lali.
Sin saber que hacer, ella apretó el botón. Además del miedo, no podía evitar una sensación de alegría. ¡Él estaba en Londres! lba a verlo... Lali se quedó parada con la mano en el picaporte. ¿En que estaba pensando?
Ver a Peter sería como dar un paso atrás. Aunque tampoco había podido recuperarse demasiado. Después de todo, seguía pensando en el cada diez minutos.
Cuando escuchó el ascensor, Lali intentó cerrar la puerta del apartamento.
-Lo siento, pero no es buena idea...
Peter empujó la puerta sin miramientos. -¿Dónde está Euguenia?
Desconcertada por su agresiva actitud, Lali se quedó mirándolo sin decir nada.Peter parecía haber pasado un infierno desde que no se habían visto. Estaba mas delgado y sus ojos parecían haberse oscurecido.
Naturalmente, él estaba furioso por la desaparición de su hermana. A pesar de todo, Lali sintió una punzada de decepción al darse cuenta de que su visita no tenía nada que ver con ella.
-No puedo decirte dónde esta...
-¡O me lo dices a mí o se lo dices a la policía! -la interrumpió él.

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