Thursday, December 10, 2015
capitulo 43
—¿Nos vamos? —preguntó.
Ella asintió y dejó que Peter le colocara el chal que llevaba sobre los hombros,
antes de conducirla hasta la limusina que los esperaba fuera.
Pese a lo tarde que era, un montón de paparazzi aguardaba todavía para sacar
las últimas fotos de la familia real a la salida de la gala. Los flashes la cegaban. Se
alegró cuando la puerta del coche se cerró tras ella, bloqueando la presencia de los
molestos fotógrafos.
Cuando llegaron al palacio, todos se dieron las buenas noches y se dirigieron a
sus respectivas habitaciones. Lali les deseó a todos las buenas noches y echó a
andar hacia el ala en la que se encontraba su habitación.
—Te acompaño —dijo Peter, alcanzándola y haciendo que enlazara el brazo
con el suyo.
Lali comenzó a decir que no hacía falta que la acompañara, pero se lo pensó
mejor al ver que los padres y los hermanos de Peter no estaban tan lejos como para
no oírla. De modo que inclinó la cabeza, aceptó el brazo y murmuró:
—Gracias.
Recorrieron el camino hasta su habitación en silencio, y le sorprendió notar que
era un silencio cómodo. Tal vez se debiera a que había sido un día muy largo y
ajetreado, y estaba demasiado cansada para pensar en algo que decir o hacer. Y
tampoco parecía preocuparle lo que Peter pudiera hacer o decir.
Cuando llegaron, Peter abrió la puerta y se hizo a un lado para que entrara
ella primero. Lali atravesó el salón a oscuras y se acercó a encender la lámpara
que había en una mesita, derramando su luz dorada por el espacio circundante.
Se irguió entonces y al girarse estuvo a punto de chocar con Peter, que se le
había acercado por detrás en silencio y en esos momentos se encontraba a escasos
centímetros de ella. Por un momento, se quedó sin saber qué hacer o decir. Contuvo
la respiración y notó que el corazón empezaba a latirle como si fuera un tambor.
Tragó el nudo provocado por los nervios y abrió la boca para hablar, aunque no
tenía ni idea de qué quería decir.
Aunque tampoco tenía mucha importancia, porque antes de que pudiera emitir
sonido alguno o lograra que su cerebro diera las órdenes necesarias. Peter ahuecó
la palma de la mano contra su nuca y hundió los dedos entre sus cabellos. Tiró
suavemente de ella y Lali accedió de buen grado, como una marioneta dirigida
por hilos.
Sus miradas se encontraron, y en el breve segundo que transcurrió, Lali vio
pasión, fuego y deseo en los ojos de él, sentimientos que hicieron que el corazón le
diera un vuelco y se sintiera ligeramente mareada.
A continuación Peter se inclinó y la besó.
En el momento que sus labios entraron en contacto, fue como si la tierra se
pusiera a girar enloquecidamente sobre su eje. Lali jamás había sentido un calor y una electricidad semejantes, jamás había experimentado un anhelo tan increíble y
abrumador.
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