Thursday, December 10, 2015
capitulo 48
¿Era virgen?
¿Cómo demonios podía ser cierto que tuviera tan poca experiencia?
Peter repasó mentalmente todo lo que sabía de Lali. Todas las veces que
había estado con ella, todas las veces que había hablado con ella y las veces que la
había observado, sin que ella lo supiera. No había nada en su conducta que revelara
indicio alguno de que fuera una chica inocente.
¿Y el escándalo en el que se había visto envuelta en su país? Su madre había
disfrutado de lo lindo compartiendo con él los detalles de la indiscreción de Lali,
una aventura con un hombre casado.
¿Había tenido una aventura con un hombre casado y era virgen? Peter la
miró detenidamente con el ceño fruncido. Tenía el rostro tenso y era poderosamente
consciente de la conexión física entre ambos, del hecho de que seguía palpitando
dolorosamente dentro de ella.
—¿Pero cómo puedes ser virgen? —exigió saber, con tono áspero y más
acusador de lo previsto.
Lali abrió los ojos como platos, pero la pasión seguía brillando en ellos.
—Olvídate de que lo soy y termina lo que has empezado.
Y para dar más énfasis a sus palabras, le rodeó el cuello con los brazos y elevó
las caderas lo justo para enviar una miríada de sensaciones a lo largo de su rígido
miembro. Peter inspiró entrecortadamente, utilizando toda su fuerza de voluntad
para no retomar el movimiento, lanzándose así a un soberbio, aunque prematuro
final.
Ahuecó las aletas de la nariz conforme tomaba aire profundamente, contando
hasta diez y luego hasta veinte. Cuando por fin pudo hablar sin gemir ni sudar
demasiado, dijo:
—Soy partidario de seguir, pero en cuanto terminemos, te aseguro que querré
hablar de esto.
Ella puso los ojos en blanco.
—Está bien. Espero que hagas de mí primera vez un recuerdo memorable.
El rostro de Peter se iluminó con una gran sonrisa y al momento se redujo la
tensión que vibraba en el ambiente. Tenía que haber vestigios de sangre regia en
Lali. Poseía un aura imperial.
—Cariño —murmuró él, inclinándose a besarla—, de eso puedes estar segura.
La entretuvo con besos y leves caricias en los pechos y el abdomen. Y al mismo
tiempo, empezó a mover las caderas, lenta y cuidadosamente.
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