capitulo 51

Lali cerró los ojos. ¿Qué iba a hacer?, se preguntaba. ¿Casarse con él y esperar que algún día ocurriera un milagro?
-¿Por qué no me dices que estás enfadado conmigo por haberme hecho pasar por Marianela? Entiendo que lo estés y...
Peter no dijo nada. Lali estaba embarazada y ese era un problema que había que solucionar. ¿Sentía algo por ella, además de indignación?
Cuando Lali se despertó y miró alrededor se dio cuenta de que estaba en un dormitorio desconocido y muy masculino. La luz de la mesilla se reflejaba sobre una corbata tirada sobre un sillón. Lo último que recordaba era estar en el coche...
Lali miró su reloj. Era casi medianoche. Cuando se incorporaba, Peter entró en la habitación.
-Tu hermana no eligió ese vestido. Es demasiado elegante -murmuró él. Lali se puso colorada. Era cierto. Marianela había elegido la tela, pero el diseño era de la madre de Rama-. Mírate, eres la viva imagen de la inocencia victoriana. En Guatemala, solo llevabas vestidos escotados, cortos y provocativos...
-Considerando cómo viste tu propia hermana...
-Pero sólo en casa. Y para molestarme -la interrumpió él-. Yo te miraba y veía claro el mensaje que enviabas.
-¿Qué mensaje?
-Que estabas disponible, que querías que te deseara -contestó Peter-. Me equivoqué, ¿verdad? Lali dejó caer la cabeza. Marianela adoraba ser el centro de atención de los hombres, pero ella no.
-La ropa era de mi hermana.
-Ya lo sé. Yo solo quería pasar una noche contigo y...
-No quiero hablar de eso -lo interrumpió Lali.
-Nunca he llevado una mujer a mi casa. Es la casa de mi familia. Pero el deseo me hizo olvidar los principios. Y me hizo olvidar también tomar precauciones.
-Lo entiendo -murmuró ella.
-¿Lo entiendes? Mi deseo era más fuerte que cualquier otra consideración -confesó Peter-. Y ahora tenemos que pagar el precio. Lali tuvo que contener las lágrimas.
-No tiene por qué ser así, Peter.
-¿Crees que soy un niño? ¿Crees que no conozco mis obligaciones? -rió él, con amargura-. He pasado toda la tarde pensando en lo que esto va a costarme, ahora deja que busque algo bueno en la situación. -¿Qué quieres decir?
-Te tendré en mi cama cuando quiera. Tendré un hijo y también tendré alguien que cuide de mi hermana. A Euguenia le caes muy bien. Lali se quedó helada cuando él la levantó de la cama. Creyó que iba a besarla, pero lo que estaba haciendo era sacarla de la habitación.
-Esto no tiene nada que ver con Euguenia... -empezó a decir ella.
-Es todo lo que puedo ofrecerte, querida. Yo no cuento mentiras. Si no estuvieras embarazada, no estarías aquí -dijo Peter, abriendo una puerta al otro lado del pasillo.
-Pero yo no puedo vivir así.
-Lo siento, pero yo sé lo que está bien y lo que está mal y lo que tú hiciste está muy mal, Lali. No esperes comprensión por mi parte.