Friday, December 11, 2015
capitulo 52
Era atractivo y encantador, y admito que me sentí atraída. Empezó a
llamarme y a enviarme flores y regalos. Salimos un par de veces, y fue muy amable,
pero a mí no me pareció que congeniáramos tan bien como, al parecer, pensó él. Y yo
no sabía que estaba casado y que tenía hijos —dijo esto último con gran énfasis,
encontrando finalmente el valor de mirarlo a los ojos—. Decidí que no quería verle
más, pero él no me dejaba en paz. Seguía llamándome y enviándome cosas. Asistía a
los actos que yo organizaba y hacía todo lo posible por que nos quedáramos a solas.
Cuando su interés en mí empezó a rozar el acoso, dejó de llamarme.
Se removió incómoda y se recolocó la sábana que le cubría el torso, mientras
miraba a cualquier parte menos a los ojos de Peter.
—Pensé que se había terminado, pero entonces aparecieron las fotografías en la
prensa. Probablemente las sacaran en alguno de los actos benéficos, pero eran lo
bastante sugerentes, como para que la gente empezara a murmurar, sobre todo
cuando una supuesta «fuente» filtró la información de que habíamos mantenido una
relación íntima. Yo creo que fue el propio Benjamin. Creo que quería que la gente creyera
que estábamos teniendo una aventura, puede que hasta creyera, de una forma un
tanto morbosa, que así me atraería hacia él.
Sacudió la cabeza y tomó aire profundamente, apartando los malos recuerdos y
cualquier resquicio de la vergüenza que había sentido cuando la historia saltó a la
prensa, por falsa que fuera.
Se le erizó el pelo en la nuca cuando Peter tendió una mano y le acarició el
brazo desnudo. Sintió la aspereza de sus nudillos contra la piel, lo que le puso la
carne de gallina allí donde la acariciaba.
—Pobre Lali, esforzándose siempre tanto por ocuparse de los demás y sin
nadie que la defienda cuando más lo necesita.
Sus palabras, y también el tono empleado, la sorprendieron, y por un momento
se permitió creerlas. Pero segundos después, la autocompasión dio paso a esa
independencia que la caracterizaba y dejó escapar un soplido de impaciencia muy
poco femenino.
—Claro que tuve mucha gente que me defendió —le dijo—.
Desafortunadamente, mi familia no fue suficiente contra toda la alta sociedad de
Texas. En situaciones como ésa, lo mejor que puedes hacer es ocultarte y tratar de no
llamar la atención hasta que pase la tormenta.
Peter pasó a acariciarle la espalda. La leve caricia la calmó y le hizo desear
acurrucarse contra él de nuevo.
—¿Por eso viniste a Glendovia? —le preguntó él con suavidad—. ¿Para
ocultarte?
Ella se acurrucó contra él, abrazándose cómodamente a su fibroso cuerpo. Posó
la cabeza en la curva que formaba el hombro de Peter y le preguntó:
—¿Crees que aquí contigo estaré bien oculta?
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