Friday, December 11, 2015

capitulo 54

Los cálidos rayos del sol se colaban a través de las ventanas francesas, rayando el suelo enmoquetado y parte de la cama. Lali se fue despertando poco a poco. Se estiró y bostezó mientras tendía la mano hacia un lado de la cama esperando encontrar a Peter dormido a su lado. Al no hallar nada más que las frías sábanas, abrió los ojos y bostezó varias veces hasta que se le aclaró la vista. Estaba desnuda y sola entre las sábanas revueltas. Se sentó de golpe en la cama y miró a su alrededor, pero no lo vio por ninguna parte. La decepción le revolvió un poco el estómago. Tal vez había sido demasiado optimista, al creer que despertaría entre sus brazos. Al fin y al cabo, no estaría bien que lo pillaran en la cama con una persona que trabajaba para él. Con un suspiro salió de la cama y se cubrió con la bata. Mientras se la ataba a la cintura miró el reloj y el corazón le dio un vuelco cuando vio la hora: pasaban de las diez de la mañana. Santo Dios, ¿cómo podía haber dormido hasta tan tarde? Sin querer pensar en el recibimiento que le dispensaría la familia real cuando por fin bajara, Lali se duchó, se cepilló los dientes y se vistió. Optó por un sencillo vestido-camiseta, ceñido a la cintura con una cadena plateada, y sandalias blancas con plataforma. No era demasiado provocativo, pero tampoco soso. Quería parecer despreocupada y segura de sí misma, cuando se encontrara con Peter. Acostarse con él, un príncipe, el hombre que la había contratado y el mismo que le había propuesto que se acostara con él nada más conocerla, no era lo más inteligente que había hecho en la vida. Debería haber resistido más. Porque lo que no estaba dispuesta a hacer, era convertirse en su amante durante el resto del tiempo de estancia en Glendovia que le quedaba. Firmemente decidida, recorrió los corredores del palacio con paso tranquilo y bajó la amplia escalinata de mármol. No se encontró con nadie, ni siquiera con un criado, y Lali se sintió aún más violenta por haberse quedado dormida. Se dirigió al comedor, lugar en el que había coincidido con la familia real casi todo el tiempo hasta el momento, y se lo encontró vacío. Hacía tiempo que habían recogido la mesa del desayuno. Regresó entonces al vestíbulo y siguió por el corredor en dirección opuesta hacia el despacho de Peter. No es que tuviera demasiada prisa por encontrarse con él, pero al fin y al cabo era a quien le daba cuentas de su trabajo y llegaba tarde. La puerta estaba cerrada y llamó suavemente con los nudillos, casi con la esperanza de que no estuviera allí. Pero Peter la invitó a entrar al primer toque.

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