Friday, December 4, 2015

capitulo 57

-Es muy generoso por tu parte -dijo Lali.
-Significa poco para mí, pero mucho para ellos.
-Ahora te quiero diez veces más que antes -sonrió ella.
Peter dejó caer la cabeza sobre la almohada, sonriendo.
-Nicolas también saldrá ganando con esta situación. Invitaré a Rama y Marianela a Guatemala y eso le hará muy feliz.
-Eres estupendo.
-Ya te he dicho que estás hecha para mí sonrió Peter-. A los latinoamericanos nos gusta que las mujeres nos admiren. Mucho más tarde, cenaron a la luz de las velas y Lali abrió el paquete que él había llevado. Era un ángel de cristal. -Lo vi en un escaparate y me hizo pensar en ti -confesó Peter.
- ¿Un ángel?
-De cristal. Puedo ver a través de él, como puedo ver tu corazón.
Después de cenar, siguieron decorando el árbol mientras compartían anécdotas de su infancia. Peter le contó que a su madre, que había muerto cuando él tenía diez años, le encantaba pasar las navidades en Londres y que tras su muerte las fiestas no habían vuelto a ser lo mismo. Lali le contó que para ella, tras el divorcio de sus padres y la separación de su hermana, la vida había sido muy diferente.
-Mi madre dejó de tener interés por todo cuando mi padre se marchó. Echaba de menos esas navidades felices.
-Si quieres poner luces por toda la casa, puedes hacerlo, gatita -dijo Peter, abrazándola-. Euguenia dirá que todo esto es cosa de niños, pero en el fondo le encanta.
-Pero se había equivocado. Cuando Euguenia estuvo en la casa, empezó a lanzar gritos de alegría al ver el árbol. -¡Es precioso! ¿Vamos a cenar pavo como los ingleses? ¿Puedo abrir mis regalos?
-No, tendrás que esperar hasta mañana – dijo Peter.
El día de Navidad, Euguenia abrió una innumerable cantidad de regalos y después se metió en habitación para hablar por teléfono con sus amigas.
-El próximo año celebraremos la Navidad con la llegada de nuestro hijo -susurró Peter.
-Sí -sonrió Lali.
-A muchas mujeres no les gustaría tener una adolescente cerca durante su luna de miel. Pero a ti no te importa, ¿verdad? Lali sonrió.
-Me gusta saber que soy parte de una familia.
Peter la besó hasta dejarla sin aire y su corazón saltó de alegría en su pecho. Pero en ese momento recordó que debían ir a misa.
-Peter, se nos había olvidado que hoy es el día de Navidad. Tenemos que ir a la iglesia.
-No sé si Euguenia tendrá ganas de ir. Me parece que estas son demasiadas tradiciones para ella.
En el piso de arriba, Euguenia estaba hablando con sus amigas.
-No te puedes imaginar lo tontos que están. Peter parece embobado, de verdad. Y ella, igual. Te lo digo en serio, no sé si voy a poder soportarlo.
-¡Euguenia! -gritó Peter desde el pasillo.
Una semana antes de Navidad, casi un año después, Lali colocaba a su hijo en la cuna instalada en el salón de la casa de Londres.
 
Marianela y Rama iban a ir a visitarlos aquella tarde. Lali llevaba un vestido azul, el color favorito de su marido y sonrió, recordando cómo le había dicho lo que debía llevar el día de su boda. Había sido una tonta al no darse cuenta de que un hombre así tenía que ser un romántico a la fuerza.
Santino Lanzani bostezó para llamar la atención de su madre. Tenía el pelo negro y los ojos verdes y era el niño más tranquilo del mundo. Pero su hijo no tenía razones para no ser un niño tranquilo y feliz. Era la persona más importante de la casa y recibía una increíble cantidades de atenciones por parte de sus padres, su tía y todos los demás.
Euguenia estaba estudiando arte en Londres y fin parecía más decidida a estudiar que a comprarse ropa. Estaba empezando a hacerse adulta y Lali había tenido mucho que ver en ese cambio.
Había sido un año maravilloso y no podría ser feliz. Después de la boda, Peter la había llevado de luna de miel a las ruinas mayas y había sido un viaje extraordinario. Lali estaba aprendiendo mucho sobre arqueología y Peter convencido de haber encontrado su alma gemela.
Marianela y Rama habían estado en Guatemala y habían sido invitados a visitar la casa de Nicolas. El anciano había recibido a Marianela con los brazos abiertos.
Lali miró a su hijo con amor. Era la mujer feliz del mundo. Peter entró en ese momento, guapísimo con un traje de color beige. Santino alargó una manita a su padre y Peter se deshizo en besos y abrazos con su hijo.
El año que viene estará corriendo por toda la casa. Mira cómo sujeta el sonajero. Tiene mucha fuerza ¿verdad?
-Claro -sonrió Lali. Te estás riendo de mí. No, tonto. Santino es tan fuerte como tú.
Peter la tomó por la cintura y la besó en los labios, con la misma pasión con la que la besaba todos los días de su vida. -Te adoro, querida.
-Sí -murmuró Lali.
-Sí -confirmó Peter.
Santino, que no tenía ni idea de ser una carabina en ese momento, se quedó dormido y dejó a sus padres tranquilos.  Fin

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