Friday, December 11, 2015

capitulo 60 y 61

Introdujo los dedos en su cabello y la sujetó por detrás de manera que tuviera el acceso perfecto a su boca. Le rozó los labios con los suyos, sintiendo el contacto, el sabor, absorbiendo su energía y su espíritu. —Sólo quiero estar contigo —repitió sin romper el contacto con ella—. Y después de anoche, creo que tú quieres lo mismo. Tendrás que esforzarte mucho, si quieres convencerme de que no es verdad. Lali no respondió, no se apartó. Peter no sabía si seguía respirando siquiera. Aprovechó su ventaja para besarla nuevamente, más profundamente, hasta que notó que Lali relajaba la espalda y arqueaba el cuerpo contra el de él, y hasta le clavaba las uñas a través del tejido de la chaqueta. Cuando Peter levantó por fin la cabeza, los dos tenían la respiración entrecortada. Sintió cómo lo invadía una profunda satisfacción, al ver la mirada borrosa y desenfocada de Lali. —Mucho —le susurró.Convencer a Peter de que no lo deseaba era muy, pero que muy difícil. Tan imposible, de hecho, que Lali había decidido que era mejor darse por vencida. ¿Cómo empeñarse en afirmar que no quería tener nada que ver con é, cuando bastaba una caricia de sus manos o sus labios para derretirse por dentro como chocolate fundido? Peter presentó a su familia el proyecto de la Fundación Soñar es Posible y le pidió a Lali que redactara una propuesta oficial. Se ocupó de indagar por su parte, para informarse del funcionamiento de la fundación existente en Estados Unidos, de modo que pudiera convencerlos del resultado que podría tener su esfuerzo. La reacción hasta el momento había sido positiva, y los dos habían estado trabajando codo con codo, para cerrar todos los cabos sueltos. Una vez obtuviera la aprobación de los reyes, así como de la junta de funcionarios que supervisaban ese tipo de asuntos de estado, Lali tendría libertad para constituir la fundación. Las horas diurnas no le preocupaban. Estaba demasiado ocupada y se aseguraba de no quedarse a solas con Peter, más tiempo del necesario. Trabajaban en su despacho personal con la puerta abierta, y si por alguna razón se cerraba, ella siempre encontraba la manera de volver a abrirla. Si estaban a solas y la situación se volvía demasiado tensa y peligrosa, buscaba alguna excusa para requerir la presencia de una tercera persona en el despacho. Eran las horas nocturnas las que la ponían nerviosa. Después de cenar, cuando Peter la acompañaba a su habitación… y la tomaba de la mano, inclinándose sobre ella al llegar a la puerta, demasiado cerca. La besaba en la mejilla y a veces en los labios. Le acariciaba la mano o el hombro. Y sus ojos siempre evidenciaban su ardiente deseo de tomarla en brazos y llevarla a la cama. Alandra rezaba porque Peter no averiguara cuántas veces, lo único que deseaba ella era que hiciera precisamente eso. Era obvio que cerca de él no estaba segura y no sabía cómo iba a conseguir pasar los diez días que tenía por delante, sin rendirse a la evidencia so pena de perder la cordura. Diez largos y arduos días y estaría a salvo en casa. Sin embargo, por alguna razón la certeza de su marcha no la reconfortaba tanto como habría esperado. De hecho, casi la entristecía. Pero no quería entrar a valorar ese sentimiento. Su completa existencia estaba patas arriba y en cuanto llegara a casa, su vida recuperaría la normalidad. O eso esperaba.

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