Peter la dejó sobre la cama y se quedó mirándola durante unos segundos. -Buenas noches, Lali.
Ella se quedó mirando al techo hasta que sus ojos se nublaron. Peter nunca podría perdonarla, nunca podría amarla. No podía casarse con él. Era imposible.
Lali estuvo dando vueltas durante toda la noche, pensando. Al final decidió que debía casarse con Peter. Primero, por el niño, que se merecía una familia. Tendría que ser paciente con Peter; con el tiempo quizá él la vena de otra forma. No la amaba, pero nadie lo tenía todo y Lali estaba dispuesta a comprometerse.
Cuando bajó la escalera por la mañana, no pudo dejar de notar la ausencia de decoraciones navideñas. Probablemente, Peter y su hermana pasaban las navidades en Guatemala.
Peter bajó el periódico al verla entrar. Aún con el vestido de dama de honor, Lali se sintió un poco ridícula.
-Tendremos la licencia de matrimonio pasado mañana. Supongo que mi condición de diplomático ha ayudado -dijo él, levantándose de la silla.
-Aún no he dicho que vaya a casarme contigo.
-¿Vas a casarte conmigo o no? –preguntó él, irónico.
-Sí -contestó ella, poniéndose colorada.
-No lo he dudado ni un segundo, querida - murmuró Peter-. Necesito una copia de tu partida de nacimiento. Y sugiero que te mudes aquí hoy mismo. Euguenia volverá mañana por la tarde del colegio y me gustaría que estuvieras con ella.
-¿Tú vas a marcharte?
-Tengo que irme a París y volveré mañana por la noche -contestó él, saliendo de la habitación. -¿Te vas?
Sin contestar, Peter la besó de una forma tan inesperada que Lali emitió un gemido de sorpresa. Fue un beso devorador que la dejó sin aliento. La embestida de su lengua envió una comente eléctrica por todo su cuerpo y cuando él se apartó a Lali le pareció un castigo.
-Casi se me olvida -murmuró él, con voz ronca-. El anillo...
Intentado recuperarse de la caricia, Lali vio que él tomaba una cajita de la mesa. -¿Anillo?
-Un anillo de compromiso, por supuesto -dijo Peter, mirando su reloj como si tuviera mucha prisa-. Mi hermana esperará que lo lleves. Llévala contigo cuando vayas a comprar el vestido de novia.
-¿Un vestido de novia? -repitió Lali, como hipnotizada-. Podría ponerme este...
-Mi esposa nunca llevará un vestido usado a su boda -la interrumpió él-. Que sea un vestido blanco, tradicional. -¿Alguna cosa más? -preguntó Lali, harta de su actitud.
Peter miró la pared durante unos segundos.
-Un velo y un ramo de lirios. Haré que envíen las joyas de mi madre por valija diplomática. Y no te hagas un moño -ordenó. Lali escuchaba los detalles de su atuendo con la boca abierta-. Grabaremos la boda para mostrar la película a los amigos cuando volvamos a Guatemala.
Masss
ReplyDeletemas ♥
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