Wednesday, December 9, 2015
capitulo 26
Diez minutos más tarde, se alejaban del palacio en el asiento trasero de un
lujoso sedán negro. Según el mapa de la isla que había estado consultando la noche
anterior, el orfanato no estaba lejos.
Lali se sentía feliz contemplando el paisaje que iba pasando por su
ventanilla, mientras repasaba mentalmente los planes que tenía para el hogar
infantil. Debería haberse imaginado que Peter no le permitiría encerrarse en sí
misma mucho rato.
—Cuéntame más cosas sobre lo que se te ha ocurrido para el orfanato y las
Navidades. Me sorprende que ya tengas un plan, sin conocer el lugar siquiera.
Apretando los documentos sobre las rodillas, Lali apartó la mirada de la
ventanilla y se volvió hacia él.
—He podido hacerme una idea general del hogar infantil con el expediente que
me diste ayer, y el tipo de evento que tengo en mente es algo que ya he hecho antes.
Pero me parece que funciona muy bien y siempre se consigue la participación de la
gente.
—Parece prometedor. ¿De qué se trata?
—Básicamente, hablamos de dar una pequeña fiesta en la que Santa Claus visita
a los niños y les entrega regalos. Invitamos a la prensa y a los vecinos. El objetivo es
llamar la atención hacia el orfanato, recordar a la gente que los niños están solos y
muy necesitados, no sólo en vacaciones, sino durante todo el año.
Peter asintió y frunció los labios perdido en sus pensamientos.
—Interesante. ¿Y quién se encargará de proporcionar los regalos, dado que aún
no se han puesto en marcha medidas para recaudar fondos?
Lali sonrió.
—Tú.
Peter levantó una ceja en señal interrogativa y Lali se apresuró a explicar
lo que quería decir.
—O más bien, la familia real. Nos aseguraremos de informar de ello a la prensa,
lo cual incidirá en tu familia muy positivamente. De hecho, si todo va según mis
planes, tal vez consideres la posibilidad de patrocinar el acto todos los años. En
Texas, la fiesta de Santa Claus y los regalos ha quedado instituida y se celebra todos
los años con mucho éxito, por cierto.
Inclinando la cabeza hacia ella, Peter dijo:
—Estoy seguro de que mi familia estará encantada de colaborar.
El coche se detuvo delante del hogar infantil. Un segundo después, el conductor
rodeaba el vehículo y abría la puerta por el lado de Nicolas. Éste se apeó y fue
recibido por un aluvión de flashes, que le explotaban en la cara.
Lali se había deslizado por el asiento para salir detrás de él, pero en vez de
aceptar la mano que le tendía, levantó el brazo para cubrirse del cegador ataque.
—¿Quién es toda esa gente? —le preguntó.
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