Tuesday, April 28, 2015

capitulo 60

Por lo que ella sabía, había cometido un delito. Probablemente, Peter podía denunciarla por difamación o algo parecido. Al ver a Guy, se había quedado petrificada.
Metió en el bolso el dinero que Peter le había dado para compras, porque era el único del que podía disponer, con él podrían comprar los billetes que las llevarían, a ella y a Rosie, a cualquier parte. Tendrían que pasar la noche en el coche, y, antes de tomar el tren, llamaría para decir dónde lo había dejado, para que Peter no pensara que lo había robado.
Apartó las mantas y levantó a Rosie. La vistió apresuradamente y bajaron deprisa. No dejaba de palpitarle el corazón. Estaba a punto de llegar al coche cuando alguien salió de la masa de arbustos que crecían bajo la fachada más lejana de la casa.
Se le escapó un suspiro al comprobar que se trataba de Peter, que se acercó corriendo hasta ella. Estaba furioso, sin duda, y su furia era como una fuerza física enfocada en ella con una intensidad terrible. Durante el momento más largo de su vida, Peter la miró fijamente, mientras ella sostenía a Rosie entre sus brazos, pesando más y más cada segundo que pasaba.
-¡Dame las llaves del coche!
-Están en el sal... salpicadero.
Peter abrió el coche en silencio y se guardó las llaves en el bolsillo. Luego se fijó en las maletas, bien visibles en la parte de atrás. Peter las sacó del coche y las llevó a la puerta. Un segundo después, tomó a Rosie entre sus brazos, quitándosela a Lali tirando de ella.
Lali lo siguió al piso de arriba, donde Peter dejó a la niña sobre su cama.
-Desnúdala y métela en la cama -ordenó con frialdad.
Con torpeza, Lali desnudó a la niña y la cubrió con las mantas. Maldijo a Peter. Debía de haber aparcado el Ferrari detrás del establo, por eso no le había oído.
-Ganas de huir, supongo que está en los genes de los Esposito -dijo Peter con desprecio.
Lali se sonrojó al oír la referencia a la separación de su madre de su padre.
Peter se acercó a ella y la agarró por la muñeca.
-Si quieres marcharte, olvídate de Rosie. No la vas a sacar de aquí. Un error, cariño, y pido su custodia legal. ¿Lo entiendes o quieres que te lo escriba?
A Lali le daba vueltas la cabeza y tuvo que humedecer sus labios resecos con la lengua.
-¿Dónde diablos creías que ibas? ¿A algún tugurio donde no pudiera encontrarte? El próximo error que cometas va a ser el último -dijo Peter.
Lali sintió escalofríos y parpadeó desconcetada, pero, de repente, comprendió: Peter la creía. Creía que Rosie era su hija. El descubrimiento la sorprendía, porque había pensado que Peter negaría la paternidad de la niña con todas sus fuerzas. Había supuesto que había consultado a su abogado para librarse de ella y de la niña cuando era todo lo contrario.

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