Estaba reaccionando muy positivamente ante la idea de ser padre. Lali jamás habría pensado que lo que más le preocupara fuera el futuro de Rosie, pero así era. Y aquél era el hombre que hacía dos semanas había dicho que nunca se casaría, porque «no hay ninguna razón para hacerlo y sí muchas para no hacerlo». Pero, evidentemente, Rosie era razón suficiente.
-Bueno, ¿qué dices? -dijo Peter con impaciencia.
Santo Dios, se dijo Lali, quería una respuesta. Estaba exhausta, presa de un torbellino de confusión. Aquella noche había estado a punto de acostarse con él y lo había deseado. Si lo miraba, no le costaba recordar cuánto. En el fondo de su mente, se agolpaban muchas fantasías, pero tal vez fueran las mismas que habían tenido muchas mujeres en el pasado, fantasías que les decían que tal vez ellas eran algo especial para él, que eran la que se quedaría con él, aquélla a la que amaría toda su vida.
Aunque temía la horrible escena que tendría lugar cuando le dijera la verdad, en el fondo sabía que era lo mejor que podía ocurrir. De otro modo, antes o después acabaría en su cama, y una aventura transitoria no haría mucho por su dignidad. Peter era un hombre muy apasionado y quería hacer el amor con ella... eso era todo, y él había dejado bien claro que no quería más. Incluso aunque no hubiera mentido, entre ellos no había ningún futuro.
-¿Has... has estado enamorado alguna vez? -le preguntó sin pensar.
-No -dijo Peter sin reflexionar ni un momento-. ¿Me vas a dar una respuesta, sí o
no?
-Tengo que pensarlo -dijo Lali sin mirarlo.
-¿Te estás haciendo la difícil? -preguntó Peter con un tono burlón.
Peter, sin duda, esperaba una respuesta positiva. La falta de confianza no era uno de sus defectos. Ya había condescendido pidiéndola en matrimonio. Pero Lali tenía claro que no iba a discutir con él sobre algo que, al cabo de unos días, podrían olvidar: Preparar la ceremonia llevaría por lo menos dos semanas, y, para entonces, aquella farsa habría terminado.
Peter se puso delante de ella y le puso un dedo en la barbilla, para obligarla a mirarlo.
-Dijiste que si yo fuera todo lo que el futuro iba a depararte, te matarías. Pero eso es porque hace tres años te decepcioné...
-¿Es por eso? -replicó Lali, sin poder resistir la' tentación de pelearse con él. Peter la miró con intensidad.
-Yo tampoco te veía en mi futuro, pero ahora mismo no puedo imaginarlo sin ti. Supongo que me he acostumbrado a tenerte cerca. Me siento cómodo contigo... -dijo. «Cómodo», repitió para sí Lali, «igual que una mecedora o un sofá»-. Cuando no me
siento sexualmente frustrado.
No comments:
Post a Comment