capitulo 81

Mientras se iban, Lali esperó el ataque verbal de Peter, pero éste no tuvo lugar. El silencio, sin embargo, dolía y se extendía hasta que resonaba a su alrededor como un tañir de campanas. Pero él seguía sin decir nada, conduciendo como si el mismo diablo los siguiera. Lali esperaba oír una sirena de policía, pero no la oyó. Finalmente, cuando ella ya no podía oír el silencio ni un segundo más, lo rompió.
-Le mentí a Candela porque está embarazada. Iba a abortar y pensé que si podía convencerla de que Rosie era hija tuya...
Peter murmuró algo irrepetible.
Valientemente, Lali continuó.
-Pensé que volvería con Pablo y así salvaría al bebé. Nunca pensé que fuera a decirte lo que yo le dije a ella. Y cuanto tú viniste a hablar conmigo, no te dije la verdad porque, si lo hubiera hecho, tú le habrías dicho que era mentira y entonces ella habría seguido adelante con el aborto... ¿Me estás escuchando? No creía que fuera a llevarnos tan lejos, no quería... Lo lamento.
-Ahora no lo lamentas, pero lo vas a lamentar -dijo Peter.
No la escuchaba, ella sabía que no la escuchaba. La rabia era una emoción exclusiva. Lali tenía la sensación de que todo lo que en aquel preciso momento existía para Peter era lo que ella le había hecho, no le interesaban los cómos o porqués. Estaba centrado en las mentiras, en lo que le había hecho pensar que pudiera haberse aprovechado de una chiquilla de diecisiete años, en la ilusión construida por ella de que Rosie pudiera ser su hija.
-¿Adónde vamos?
-A Londres.
-Pero, ¿y Rosie?
-Emilia se ocupará de ella todo el fin de semana -respondió Peter secamente.
Presumiblemente, Peter se proponía seguir adelante con las apariencias. Lali se ruborizó, presa de la culpa.
-No... no tengo ropa.
-No vas a salir en todo el fin de semana -dijo Peter con frialdad-. Mariano nos traerá a Rosie el lunes por la mañana y nos iremos los tres a París, pero ahora no quiero llevarte a París.
A Lali se le llenaron los ojos de lágrimas, pero se esforzó por no llorar. Una luna de miel, Peter había hecho los preparativos para una luna de miel, incluso había pensado en Rosie. Se sentía muy mal, comida por el remordimiento y la vergüenza.
-No esperaba que tú...
-¡Deja de hacerte la santa de una vez! -la interrumpió Peter, perdiendo la frialdad de una vez por todas-. Por lo menos, concédeme el favor de reconocer que he sido burlado por una profesional. No puedo creer que haya sido tan imbécil... Guy me dijo: «Compruébalo, espera a las pruebas de ADN, contrata a un detective y que
investigue tu pasado, niégalo todo hasta que estés seguro». Ese fue su consejo de experto. ¿Y qué hice yo? -dijo con una amarga carcajada-. Te creí... Me sentía culpable, no quería humillarte, pensaba que ya habías sufrido demasiado. Y pensar que creía que eras distinta a las demás.
-¡Por favor! -dijo Lali sollozando.