Tuesday, April 28, 2015

capitulo 85

Los pechos casi le dolían, bajo las caricias y el corazón latía en una carrera desenfrenada y fuera de control. Y entonces se dio cuenta de que Peter ya había vencido, porque un gran deseo por él comenzaba a surgir en grandes olas de abandono.
Peter volvió a besarla en los pechos y ella gimió desesperadamente, mientras Peter la torturaba y la excitaba y la atormentaba llevándola al límite de la excitación.
El vello rizado de su pecho rozaba la delicada piel de su estómago y ella se arqueó en un movimiento involuntario, dándose cuenta de que estaba muy excitado.
De repente, Lali se sintió liberada y dejó escapar un gemido de protesta antes de abrir los ojos. Peter se estaba quitando las prendas que le quedaban y volvió a tenderse sobre ella, que notó sus musculosas piernas y toda la fuerza de su excitación, caliente y suave. Y sintió un calor repentino en la pelvis.
Empezaba a descubrir que ella también quería tocarlo, explorar su cuerpo. Enredó los dedos en el vello de su pecho y le acarició con suavidad al tiempo que empezaba a gemir. Lo besó en el hombro. Su piel era suave y tersa. La lamió y la mordió delicadamente, como si hubiera aprendido la lección que él le había enseñado momentos antes.
Peter echó la cabeza hacia atrás y volvió a besarla en la boca, con urgencia y deseo y ella sintió que tenía todo el cuerpo tenso, herido de pasión. Pero no quería quedarse inmóvil... era imposible quedarse inmóvil mientras Peter exploraba entre sus muslos con la mano. Gimió, profiriendo un sonido animal y arqueó la espalda.
-Eres pequeña y... tersa -dijo Peter con voz ronca y luego murmuró otras cosas, íntimas y salvajes.
Lali había perdido el sentido, literalmente, presa del deseo, cuando Peter le separó las piernas y se tendió entre ellas. Su cuerpo entero estaba pendiente de la desnuda necesidad de sentirlo dentro. Temblaba, se estremecía, dominada por un ansia desconocida, cuando notó que Peter quería penetrarla e, instintivamente, se puso tensa.
-No... -gruñó Peter, mientras mantenía sus piernas separadas y la penetraba centímetro a centímetro.
Lali sintió el dolor y gritó al sentir el duro empuje en su húmedo interior, que rompía la barrera que le impedía entrar. Peter con un gemido de satisfacción, tomó plena posesión de ella.
Sólo entonces se detuvo un instante y miró a los ojos de Lali, que estaba pálida y tensa.
-Rosie habría sido un milagro... Ahora me explico por qué no me has dejado hacerte el amor antes -gimió con indescriptible satisfacción y con un intenso y complacido brillo en los ojos, y luego se movió dentro de ella con delicadeza.
-¡Para!
-Me encanta -murmuró Peter, con provocación-. Has mentido y me has engañado, pero, básicamente, eres una buena chica, que se ha estado protegiendo para su marido.

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