Tuesday, April 28, 2015

capitulo 91

-¿Cómo?
-La primera mañana que pasé aquí mandaste a una de las chicas del establo a buscar tu cartera a tu habitación, sabiendo que me vería en tu cama.
Peter sonrió con ironía.
-Tonterías, me había olvidado de que habías dormido aquí.
-Llevándome al Faisán... eso fue deliberado.
-Tonterías. Te llevé para que te dieras un baño.
-¿De verdad?
-Y si te hubieras acostado conmigo aquel día, pues... no me habría importado.
Francamente, en lo último que pensaba aquella tarde era en tu familia.
Lali enterró la cara en la almohada, reconociendo la derrota.
-La única vez en que podía haberte causado verdadero daño fue hace tres años -dijo Peter-. Y no lo hice. Nunca te he echado la culpa por lo que hayan hecho tu padre y tu hermana.
Lali odiaba admitirlo, pero era cierto. Aquella noche podía haberla destrozado contándole lo que su familia le había hecho a su abuelo, pero no lo hizo. También podía echarle las culpas, pero no lo había hecho.
Le dio la espalda y se hizo un ovillo. La había llamado zorra y mentirosa. Muy bien, ella no podía compartir la cama con alguien que pensaba en ella en esos términos.
Le oyó desvestirse y meterse en la cama. Tiró de ella y la estrechó entre sus brazos. Ella se puso rígida.
-No me toques -dijo.
-Échate de espaldas y hazte la mártir -dijo Peter con crueldad-. Una mujer trató de ligar conmigo en el Faisán.
-¿Qué?
-Y, de repente, recordé que tenía una esposa esperándome en casa, una mujer que hizo lo imposible por conseguirme. Y ya que estamos casados... -dijo Peter acariciándole un pecho- ...creo que puedo aprovecharme de las ventajas del matrimonio.
-¡No! -dijo Lali, y, por primera vez, se opuso a él. Peter se rió y entablaron una lucha por el camisón que Lali perdió al cabo de pocos minutos, cuando Peter le puso ambas manos por encima de la cabeza.
-¿Te rindes?
-¡Te odio! Nunca te per... perdonaré lo que has dicho de Rosie. ¡Acaba de una vez y déjame en paz!
-¿Es eso lo que quieres?
Lali permaneció tendida en silencio, llorando. Peter le hizo el amor sin besarla siquiera, aunque en realidad no había nada de amor, sino sólo la satisfacción de un deseo sexual. No le hizo daño, pero, ¿cómo podía penetrarla con tanta frialdad? Esa frialdad la hizo añicos, la humilló más que nunca.
A la mañana siguiente, se levantó antes que él y bajó a la cocina. Desayunaron sin que ella pronunciara una palabra. Era evidente que no podían seguir así. Lo único
positivo era que, por muy dolido que pudiera estar, seguía tratando a Rosie con el mismo cariño de siempre, pero la ternura que demostraba con la niña no le hacía sentirse mejor, tan sólo servía para acentuar su propio aislamiento.

No comments:

Post a Comment