-¡Sí, rebajarme! -confirmó Lali temblando-. Las mujeres no somos objetos que los hombres puedan poseer...
-Yo podría persuadirte de que me pertenecieras si quisiera -declaró Peter medio gritando.
Lali respiró hondo al escuchar aquello. Lo escrutó con ojos irritados y contestó:
-¿Con qué? ¿Con un hacha primitiva? Porque déjame que te diga una cosa: sólo conseguirías que entrara en la cueva familiar noqueándome y arrastrándome de los pelos.
Peter la atrajo entonces a sus brazos sin previo aviso, sin aceptar un no por respuesta, y apretó sus labios contra los de ella. El shock paralizó a Lali, pero otra sorpresa aún más grande la esperaba. Cuando aquella sensual boca la poseyó hambrienta fue como si el mundo se hubiera detenido y ella estuviera volando por el cielo, directa hacia el sol.
Porque el ardor y el ansia que Peter hizo surgir en ella hubiera podido hacer arder todo el planeta. La cabeza le daba vueltas, todo razonamiento fue suspendido durante aquel instante de pura
sensación. Peter la estrechó con más fuerza aún, y Lali sintió que la sangre le hervía por las venas. Peter se apartó de ella con respiración entrecortada y ojos brillantes, con una sonrisa de satisfacción que fue incapaz de ocultar.
-No necesitaría usar la fuerza contigo, Lali. Vendrías a la cueva familiar como un corderito -comentó contento, con voz espesa.
Mientras las brumas de la intoxicación se despejaban Lali miró aquellos bellos y oscuros rasgos. Peter se puso tenso, entrecerró los ojos y trató de apartarla de sí. Una ola de rubor invadía a Lali, que jamás se había sentido más violenta. No podía creer que hubiera sucedido lo que había sucedido. No podía creer que él la hubiera hecho sentirse así. El silencio reinaba tenso, espeso, como una trampa en la que ninguno de los dos quisiera arriesgarse a caer.
-Yo... yo -comenzó a decir Lali, tratando de buscar una excusa que pudiera justificarlos a los dos- ... no debería de haberte dado una bofetada, te has puesto furioso y...
-A los hombres griegos no les gusta que se ponga en entredicho su masculinidad -dijo Peter dejando que una risa irónica escapara de sus labios -.Pero la verdad es que te he besado porque he querido.
Tal y como tú acabas de decir, hay que llamar a las cosas por su nombre.
Perpleja ante aquella admisión, Lali se quedó mirándolo para volverse luego hacia la ventana. Peter confesaba sentir la misma atracción que la estaba volviendo loca a ella.
-Naturalmente no repetiremos la experiencia - añadió Peter con sencillez, poniendo punto final a la conversación.
Lali, de perfil, se puso tensa. Peter sólo había afirmado algo evidente, algo que ella misma hubiera podido decir, pero a pesar de todo se sintió mortificada. Aquello era una advertencia, y se sentía humillada. Al fin y al cabo era él quien la había besado, y sin embargo se sentía en la obligación de reprimir cualquier idea estúpida que ella pudiera concebir.
¿Quién diablos se había creído que era? ¿EI hombre más irresistible del mundo? Sí, pensó. Y toda aquella seguridad en sí mismo no era vanidad. Peter lo tenía todo. Era atractivo, tenía dinero, poder. ¿Cuántas veces lo había rechazado una mujer? ¿Y cuántas alentado? A pesar de todo tenía que defenderse.
-He dejado que me besaras porque te has mostrado terriblemente...
-No quiero seguir discutiendo sobre esto -la interrumpió Peter-. Hoy no estoy muy centrado, me enfado enseguida.
jajajaaj esta lali me encanta mas
ReplyDeleteeste peter se estaba muriendo de celos si que esta volviendo loco con lali
ReplyDeletemasssssssss
ReplyDeleteTremendo temperamento el de Lali
ReplyDeletePasense por este blog las adaptaciones que hace son increibles de leerlas http://adaptacionesporsiemprelaliter.blogspot.com/2015/02/capitulo-83.html?m=1
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