Tuesday, June 2, 2015

capitulo 28

—No sé por qué será —confié Peter reflexivo mientras se aflojaba el nudo de la corbata, pero
toda la tarde he tenido la desesperada necesidad de acostarme temprano esta noche.
Con rigidez ante la indirecta de su afirmación, Lali inspiró con fuerza y alzó la barbilla.
—No quiero meterme en la cama contigo —le dijo sin rodeos—, pero si tengo que hacerlo, lo haré.
—Ah... —Peter tenía el aire de satisfacción de haber conseguido sus propósitos—. Esperas hacerme sentir culpable, pero creo que no vas a tener suerte con esa estrategia. Nunca me he acostado con ninguna mujer que no lo deseara y no pienso empezar ahora. La idea de disfrutar de un sacrificio humano no me seduce en absoluto... y si eso es lo mejor que puedes ofrecer, te sugiero que te cambies a la habitación de invitados de la puerta de al lado y que vuelvas a tu casa mañana.
El sonrojo de Lali se había convenido en palidez. No habiéndose enfrentado nunca al tipo de estrategias rudas en las que Peter parecía ser un maestro, se sentía totalmente desconcertada por el instantáneo rechazo de él.
—¡Vaya sermón!
—Y debería ser totalmente innecesario. Creo que te he explicado todos los términos del acuerdo
de forma que hasta un niño podría entenderlos.
Lali se sonrojó.
—¡Deja de hablar de esto como si fuera un trato comercial! —le condenó poniéndose en pie por la
tensión nerviosa.
—Pero si es exactamente lo que es —los brillantes ojos verdes de Peter se deslizaron por su cara constreñida y se encogió de hombros—. Cuando tengo que pagar por el placer de tenerte aquí, ¿cómo lo llamarías tú? Aunque creo que podría enumerar otras cuantas definiciones bastante más sórdidas.
Lali lo miró con reproche.
—¡Fuiste tú el que me ofreció este acuerdo!
—¿Pero cuando he dicho que te respetara por aceptarlo? —contestó Peter mientras se dirigía a la habitación adyacente—. Y cuando tú tienes la hipocresía de aceptar y después decirme que apretarás los dientes para soportarme, me temo que el precio por tu atractivo se sale del mercado.
—Estás siendo totalmente irrazonable... ¿Cómo esperas que me sienta en esta situación? —gritó Lali moviéndose tras él enfurecida.
Peter le dedicó una sonrisa provocativa
—Agradecida..., De hecho, muy agradecida porque esté siendo tan tolerante.
—¿Tolerante? ¡Eres tan tolerante como Atila el Bárbaro!
Peter se quitó la camisa sin ningún comentario. Mientras se fijaba en su muscular torso moreno y en el triángulo de rizos oscuros que desaparecía de forma intrigante por su plano estómago, sintió que se le debilitaban las piernas. Sólo cuando Peter se desabrochó los pantalones impecablemente cortados, se dio cuenta de que no le estaba quitando ojo y dio un paso atrás, dándose la vuelta a la defensiva y esforzándose por comportarse ante su desinhibición de desnudarse delante de ella como si no le importara lo más mínimo.
—Está claro que debería haberme quitado la ropa en la oficina.
—¿Perdona? —murmuró Lali con la cara de color escarlata apartando la vista de sus calzoncillos negros.
—Supongo que te quedarás —murmuró Peter con suavidad desprendiéndose de la última prenda
de ropa.
Cruzando las manos sudorosas, Lali se forzó a mirarlo a los ojos. La asaltó una oleada de pánico
que le dio la fuerza de romper el contacto visual.
—Necesito.., necesito refrescarme —murmuró corriendo aprisa a la salita para llevarse las manos a la cara ardiente con la vaga esperanza de enfriar la piel antes de buscar la bolsa con los productos de aseo que había comprado.
Cuando volvió a la habitación, ésta estaba vacía, pero pudo oír el sonido del agua corriente en uno de los cuartos de baño adyacentes. Involuntariamente, se imaginé a Peter desnudo como un brillante dios dorado bajo el agua y el estómago se le contrajo en una reacción aterradora. En el otro cuarto de baño, con la puerta cerrada, se desvistió a la velocidad del rayo. Se lavó la cara y los dientes, hizo gárgaras por primera vez en su vida y entonces decidió que necesitaba una ducha, una ducha muy larga...
¿Cómo diablos podría salir de allí y meterse en la cama con él? ¿Entregarse a sí misma sin ningún tipo de emociones ni esperanza de compromiso? Peter parecía disfrutar de una satisfacción primitiva en señalar continuamente que lo único que deseaba era una aventura sexual.
El nunca lo sabría, pero por una vez, estaba abrigando una ambición inútil, reflexionó Lali con
doloroso conocimiento. La emoción estaría presente, le gustara a él o no. Peter podría no haberla amado nunca, pero ella nunca había logrado dejar de amarlo del todo. Cuando el odio y la amargura se habían disipado, la fascinación y el deseo habían permanecido, pero ella había calificado aquellos sentimientos con todos los nombres menos amor hasta que había salido de la cama de Freddy como una mujer infinitamente más sabia y triste. Se había fundido en sus brazos aquella noche como si hubiera estado viviendo una fantasía largo tiempo deseada y todavía se estremecía ante tal verdad.

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