—Es sólo porque ella puede darte niños... y yo no puedo... ¡No te habrías casado con ella si no fuera así!—había sollozado Euguenia—. ¡Oh, Dios, no puedo soportar compartirte con ella!
—No cambiará nada entre nosotros —había jurado Peter con una voz grave más cargada de emoción de la que Lali imaginaba que poseía—. Tú siempre tendrás un sitio en mi corazón y siempre estaré ahí cuando me necesites. Eso te lo puedo prometer.
Con un estrangulado gemido ante el recuerdo, Lali enterró la cara en un cojín. Habían hablado como amantes obligados a separarse por alguna circunstancia cruel. Euguenia llorando como si le hubieran roto el corazón y Peter sonando como un completo desconocido con aquella intensa ternura.
Que ellos hubieran mantenido una relación que fuera más allá de la amistad platónica que parecían exhibir en público había sido una traición devastadora. Ella nunca había entendido por qué habían ocultado la verdad como si fuera algo de lo que avergonzarse. Lo único que había entendido aquella noche era que Peter se había casado con ella porque podía darle los hijos que Euguenia no, y que mientras Lali podría ser su mujer, Euguenia era la mujer a la que amaba. Y a Lali le había parecido brutalmente evidente que ninguno de los dos tenía intención de permitir que el matrimonio de Peter interrumpiera su aventura secreta
Cuando una mano la sacudió por los hombros, Lali se agitó incómoda en el
confinamiento de su falda un poco levantada preguntándose entre brumas qué haría
echada y completamente vestida. Parpadeó con abotargada lentitud y se encontró con
un par de esmeralda ojos clavados en los de ella. El corazón se le desbocó como si
necesitara oxígeno.
—¿Estabas esperando por mí? —Peter esbozó una sonrisa radiante. Estoy impresionado,
realmente impresionado, querida. Había previsto varios escenarios posibles, pero desde luego, éste no era uno de ellos.
Lali se incorporo en el sofá y apresuradamente estiró la falda hacia abajo para taparse los
muslos. Lo último que recordaba era a un sirviente llevándose la bandeja de la cena.
—No estaba esperando por ti —exclamó con más fuerza de la necesaria ¡Debo de haberme
quedado dormida!
—Mucho mejor —Peter se quitó la americana de un sólo movimiento fluido y la dejó con
descuido en la silla adyacente No creo que vayas a disculparte con que estabas exhausta. Con la cara ardiente, Lali miró el antiguo reloj de la repisa de la chimenea —Si sólo son las diez y media,.. —señaló.
que odio a euguenia y peter si estan enamorados es horrible que peter se alla casado con lali solo porque puede tener hijos lo odio
ReplyDeletenecesito mas
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