Tuesday, June 2, 2015

capitulo 26

Lali hizo sus compras en Harrod’s en un tiempo récord. Compró una muda de ropa interior,
artículos de higiene personal y un atuendo para la noche.
El mayordomo de Peter, Ogden, abrió la puerta principal de la casa antes siquiera de darle
tiempo a salir de la limusjna
—Buenas tardes, señorita Esposito... ¿Puedo decirle lo encantado que estoy de verla de nuevo?
Con la cara ardiente de incomodidad, Lali rechazó con rigidez la invitación a tomar el té y siguió el paso majestuoso de Ogden escaleras arriba. Su último encuentro con aquel hombre había sido en la noche de bodas cuando la había sorprendido bajando dos maletas por aquella misma escalera. Ogden se había quedado sorprendido
—¡No haga eso, por favor, señora! —había exclamado con desmayo perdiendo su habitual
compostura ante el giro de los acontecimientos.
—¿Ha intentado impedir que Peterse vaya? —había sollozado Lali.
Ogden había adoptado un desacostumbrado gesto de incomodidad porque nadie, y mucho menos su empleado, impediría nunca a Peter hacer nada. Lali había visto a hombres mucho más fuertes encogerse cuando Peter entraba en una habitación. Sus brillantes maniobras en el mundo de las finanzas intimidaban a sus propios ejecutivos Y en su casa de Londres, recibía una incuestionable lealtad y devoción por parte de sus empleados, cuyos miembros de más edad, debido al tiempo que llevaban con él, podían ser considerados como de la familia.
—El estuvo terriblemente solo de niño —le había contado una vez Freddy durante una de sus ausencias después del compromiso. Su padre era un adicto al trabajo y su madre, mi sobrina bueno, Olivia era muy fría y no creía en dar cariño a los niños. Aunque fue bueno para que Peter se endureciera, nunca le mostró ningún tipo de afecto, aunque creo que no hubiera sabido cómo hacerlo. A ella la educaron de la misma manera.
En aquel momento, la información le había afectado profundamente a Lali y también le había hecho disculpar su aislamiento y frialdad. No le gustaba manifestar sus sentimientos, se había dicho a sí misma. Por supuesto que la amaba, sólo que le incomodaba hablar de ello. Había estado tan ciega y tan dispuesta a disculparlo, reflexionó ahora dolida, Ogden se aclaró la garganta.
Arrancada de su penoso ensimismamiento, Lali notó que estaba esperando a que ella le precediera para entrar en la habitación principal. Era evidente que Peter ya había dado instrucciones acerca de dónde pasaría la noche. Se sonrojó, cruzó el vestíbulo y se sintió aliviada al notar que la elegante habitación había sido redecorada y habían cambiado los muebles.
—El señor Lanzani ha pensado que quizá le apeteciera echarse un poco antes de la cena.
De repente, Lali sintió deseos de salir corriendo y no parar hasta quedar agotada.
La puerta se cerró en silencio detrás de Ogden. ¿A qué diablos estaba jugando Peter? ¡Deseaba mesarse los cabellos de frustración! Estaba empezando a sentirse como el juguete a pilas que había mencionado Benjamin, completamente impotente para dar ningún paso sin la dirección de Peter. ¿Por qué le estaba haciendo aquello? ¿Por qué? Se negaba a aceptar que Peter, con su disciplina férrea, pudiera contemplarla en serio como a un tormentoso objeto de deseo sexual. Pero, ¿cuándo había sabido ella lo que pasaba por la cabeza de Peter?
La relación entre ellos había sido distante hasta llegar al altar, pero Lali se había culpado a sí misma. Debería haberse sentido completamente feliz en los meses anteriores a la boda, pero en vez de eso, había estado cada vez más ansiosa e insegura. Había sido más difícil encajar en el mudo de Peter de lo que había previsto, sobre todo cada vez que Euguenia andaba por los alrededores.
Y también había habido problemas en su casa. Peter se había negado a que los casara el padrastro de Lali, y éste, ofendido, había sugerido que Peter se encargara de todo. Había escogido una iglesia de Londres y la celebración había sido en su casa. El vicario se lo había tomado como una gran ofensa y, a partir de aquel momento, el ambiente de su casa había estado envenenado.
Durante aquellos meses, Lali había organizado algunas escenas que habían provocado la retirada de Peter. A ella le había molestado su arrogante negativa a ceder por mantener la paz y había temido su silencio si presionaba más. Entonces, él se había ido a las junglas de Indonesia durante tres semanas y la había dejado totalmente devastada cuando antes de partir le había dicho que le estaba volviendo loco con sus inmaduras exigencias y ataques emocionales.
—Así que soluciónalo tú sola antes de que vuelva, o no habrá boda.
El había llamado un día después desde el otro extremo del mundo y se había disculpado diciendo que no pensaba ni una sola palabra de lo que había dicho, pero Lali no se había recuperado de la primera muestra de la fría rabia de Peter. Había estado tan desesperadamente enamorada y tan aterrorizada de perderlo.. Desde aquel día, había vivido con el miedo humillante de que Peter decidiera después de todo no casarse con ella.
Y cuando había llegado el día de la boda, se había sentido embriagada de alivio. De hecho, había
estado tan excitada que, hasta el final de la recepción, no se había dado cuenta de que Peter no aparecía por ninguna parte. Como era normal, había salido en su busca, había oído su voz y había corrido por el pasillo que conducía a la biblioteca del primer piso, había sonreído con completa serenidad hasta abrir la puerta entreabierta.Y entonces había escuchado a Euguenia lo que nunca antes había oído... y los dedos se le habían paralizado en el pomo. No habla abierto la puerta más para no revelar su presencia. Se había sentido demasiado horrorizada de incredulidad como para hacer otra cosa que salir corriendo antes de que ninguno se diera cuenta de que los había escuchado.Cerrando los ojos doloridos, Lali se desplomó con pesadez en el sofá de brocado de color limón para apartar el recuerdo de aquella agónica revelación. Le había costado una concentración feroz conseguir aquel tipo de censura mental. Durante meses después del suceso, se había torturado con pesadillas, despertando entre sudores fríos de miedo para constatar que no seguía allí paralizada apretando el pomo de la puerta y con todas sus ilusiones arrancadas de ella con brutalidad.

1 comment:

  1. que habla dicho euguenia que lali se puso asi me dejaste intrigada mas

    ReplyDelete