—¿Y qué esperabas?
—No lo sé. Tengo que confesar que no había pensado con tanta antelación.
Estaban separados apenas por unos centímetros y, sin embargo, ninguna fuerza física podría haber apartado a Lali de la proximidad de aquel poderoso cuerpo. El mero aroma de él la tenía inmovilizada. Cuando alzó la vista hacia Peter, con la boca seca y el corazón desbocado, él la rodeó con los brazos. Lali abrió mucho los ojos emitiendo un leve gemido de sobresalto al sentir su fiera virilidad apretarse contra su vientre. Un chorro de fuego liquido se derramé entre sus piernas y él deslizó las manos hacia sus caderas, levantándole la falda para apretarla contra él y reclamar su boca con un inquietante beso.
La besó entonces con el mismo erotismo con que le había hecho el amor. El mundo giró violentamente cuando él deslizó la lengua entre sus labios y exploró su sensible interior. A Lali se le escapó un angustiado gemido. Sus huesos se hablan convertido en gelatina. Le rodeó el cuello con las manos.
Peter la mantuvo aprisionada con uno de sus poderosos brazos por la espalda y después alzó su
morena cabeza.
—Dios, parecías tan digna como Juana de Arco a punto de arder en la hoguera cuando has entrado aquí...
—Peter...
—Tentadoramente envuelta hasta las pantorrillas en ese traje tan formal. Pero, por suerte, no
carezco de memoria, querida. Siempre disfrutaré de la imagen tuya con mi camiseta.
En el mismo instante en que él la atraía por la espalda, Lali lo empujó con las manos. La turbulencia de sus confusas emociones amenazaban con desgarrarla. Ella había manipulado como a un juguete y ella no había hecho nada para evitarlo. Lo peor era que ni siquiera sabia cómo había sucedido y eso la aterrorizaba. Peter había vencido su capacidad de control sin ningún esfuerzo.
—La venganza no tiene nada que ver con esto—murmuró Peter en voz muy baja—. Y no te hice venir aquí con el deseo de humillarte. El pasado no tiene nada que ver con esto tampoco. Está muerto pero nosotros no. Te he deseado desde aquella noche nevada en casa de Freddy
—Y tienes que poseer todo lo que deseas —terminó Lali por él aclarándose la garganta....
Cueste lo que cueste.
Peter sacó su teléfono móvil y la miró con ojos impenetrable
—Digamos sólo que no me importa pagar por tener el privilegio de tu presencia, pero te habría respetado mucho más si hubieras venido por tu cuenta y sin condiciones previas.
Lali se cruzó de brazos por miedo a que notara que le estaban temblando las manos. Peter había trastocado por completo su vida en menos de una hora y se comportaba como si fuera normal. Su riqueza le habla protegido de los inconvenientes y las crisis que empañaban la vida de las gentes normales. El sólo tenía que descolgar un teléfono y por el precio adecuado conseguir casi todo lo que quisiera. Eso era lo que había hecho con ella.
Peter se enderezó con un gesto de impaciencia.
—Me temo que estaré ocupado el resto de la tarde y tengo una reunión con el consejo directivo esta noche. Mi chófer te llevará a casa. Párate en Harrod’s y compra todo lo que necesites —le dirigió una mirada irónica..... No seas tacaña con el dinero. Después de todo, Vico me va a costar una pequeña fortuna, así que ¿por qué no gastar algo en trivialidades?
Lali se descruzó los brazos y apreté los puños con fuerza. Por un segundo, no supo si podría
controlar su temperamento
—¡Nunca te perdonaré por hacerme esto!
Inamovible por su afirmación, Peter le metió un puñado de billetes en el bolso, se lo colgó al
hombro con calma y la empujó con delicadeza hacia la puerta.
—Recuerda una cosa, Lali... Juana de Arco ardió.
Un chofer uniformado ya la estaba esperando en la recepción. Bajaron en el pequeño ascensor
hasta el aparcamiento, donde el empleado le abrió la puerta de la limusina y le preguntó:
—¿Vamos directamente a la casa, señorita Esposito?
—No, mis instrucciones son que me pare en Harrod’s—respondió Lali en voz muy baja, casi
quebrada por la rabia.
Peter no podía estar haciéndole aquello. ¡Simplemente no podía estar haciéndole aquello! La analogía de Juana de Arco la asaltó de nuevo y apretó los dientes. Era ella la que le estaba permitiendo que le hiciera aquello por no tener la fuerza de mantenerse al margen mientras su familia se derrumbaba. Lali quería mucho a sus sobrinos. Los niños ya habían sufrido mucho y sin la in-tervencion de Peter lo peor estaba a punto de llegar.
Por supuesto, Vico y Stefani acabarían encontrando algún sitio donde vivir, pero la amargura y la recriminaciones mutuas los destruirían. ¿Cuánto tardaría por ejemplo Vico en encontrar un trabajo? No tenía ningún título para acceder al mercado laboral y sólo un matrimonio muy fuerte sobreviviría a la pobreza y el desempleo.
Vico y Stefani se amaban, pero Peter... ¡maldito fuera por su intuición! Había dado por completo
en el blanco cuando había dicho que ninguno de los dos aguantaría la adversidad. Vico no había hecho nada efectivo por ayudarse a sí mismo y Stefani sólo había acabado cayendo en la depresión y la lástima por sí misma.
mas novela
ReplyDeletemas
ReplyDeletenovela
ReplyDeleteplease
ReplyDeletesube otro mas ♥
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