Jadeante, Lali bajó la vista hacia aquellos profundos abismos esmeralda de sus ojos y la mente se
le quedó en blanco mientras intentaba recordar qué era lo que iba a decir.
—Te deseo, mucho, muchísimo, cara —murmuró Peter con intensidad atrayéndola hacia abajo con suavidad y deslizando la punta de la lengua con dulzura contra la línea comprimida de sus labios hasta que ella se estremeció y los abrió—. Y necesito que tú me desees de la misma forma.
Su lengua se deslizó en el interior de su boca y Lali sintió otro escalofrío cuando él la alzó sobre él para jugar eróticamente con la lengua. El corazón se le desbocó de forma salvaje, las manos cayeron para apretarle por los hombros, el fluido ardiente se derramó entre sus muslos temblorosos. Entonces sintió como un río dentro de ella. Su propia ansia la consumía. Abruptamente, se desplomó sobre él, buscando con fervor sellar sus labios con los de ella, intercambiando beso por beso en una ansiosa bienvenida.
Peter le dio la vuelta y se colocó sobre ella, un muslo velludo se introdujo entre los de ella y todo el cuerpo de Molly respondió a la salvaje fuerza sexual del contacto porque, de repente, no le parecía estar suficientemente cerca de él. Peter rodó de medio lado, los dedos forcejeando con los ojales de su camisón, las manos extrañamente torpes, la frustración devorándolo cuando apartó de repente la boca de la de ella y soltó una entrecortada maldición en italiano.
Con la respiración tan jadeante que los pulmones le ardían, Lali lo observó mientras la desnudaba, notó sus finas manos temblorosas y experimentó una nueva sensación de poder femenino. Sus ojos se clavaron en el esmeralda incandescente de los de él y su propio deseo la hizo temblar. Con un desinhibido gemido de necesidad, Peter apretó las manos contra los blancos senos que había ex-puesto y le frotó los pezones, que se erizaron ante su atención.
Lali lanzó un gemido. Peter bajó hacia ella de nuevo y empleo su boca a conciencia en los pezones intolerablemente sensibles hasta que ella se retorció y se apretó con fuerza a él, arrastrada por una sensación mucho más fuerte que ella pero todavía deseando más. Un ardiente y frenético deseo le inflamaba las entrañas. Enterró los dedos en su pelo y Peter se liberó para desplomarse sobre su boca de nuevo con la misma salvaje pasión..
Y no dejó en todo el tiempo de acariciarla con sus experimentadas manos, frotando sus sensibles senos, jugueteando con sus atormentados pezones y deslizándose hacia abajo sobre los estremecidos músculos de su estómago. Con el corazón desbocado de forma enloquecida, Lali gimió cuando los espasmos de excitación la sacudieron. Sintiendo la presión de su excitada masculinidad contra su muslo, alzó las caderas en ardiente súplica, entreabriendo las rodillas.
Peter despegó los labios de los de ella, con un fuerte estremecimiento que le sacudió el cuerpo y rodó de medio lado con la respiración jadeante. Gimió algo en italiano, y mientras ella lanzaba gemidos de abandono, la volvió a atraer hacia si aceptando la invitación que le ofrecía y tocándola por fin donde más lo necesitaba con tanta delicadeza que Lali apretó los dientes y se abrazó a él suplicante con una palpitante agonía de necesidad.
—Lali...
Enterrando una mano en la revuelta melena de ella, Peter reclamó su atención aunque era lo
ultimo que ella deseaba.
Era tan devoradora el ansia de satisfacción que ella no respondió Con un gemido, Peter retiré los
dedos del húmedo centro de placer que la dominaba. Despojada de la sensación, ella abrió los ojos.
—Dios.., si quieres que me pare, dímelo ahora —exclamé él con la voz ronca~. ¡Porque no
aceptaré nada que no quieras darme!
Ella alzó la vista hacia él con un deseo tan increíble que le costó el esfuerzo más extraordinario poder razonar. El bajó la vista hacia ella con la misma expresión de frustración y Lali se sorprendió al leer en aquellos elocuentes ojos una fiera ternura posesiva que le encogió el corazón como si fuera una mano gigante.
Lali lo atrajo hacia abajo de nuevo con fuerza, sintiendo que el deseo físico se mezclaba con una
nueva sensación de libertad
—¿Es eso un sí? —apremié Peter con voz ronca.
—Sí, si, sí —farfulló ella cubriendo aquella preciosa boca tentadora con la suya.
Peter se retiró.
—Protección —murmuró jadeante.
Lali parpadeó abandonada a una inmensa oleada de lascivia y cuando él volvió a ella instalándose poderosamente entre sus muslos y sintió su dura y suave embestida al entrar, simplemente se derritió. La sensación era tan exquisita y placentera, que gimió de sorpresa y delicia. Y entonces él empezó a moverse con ansia y vigor, marcando un ritmo primario que la volvió loca de excitacion. Con el pulso acelerado, Peter la arrastró a una espiral de increíble placer hasta que la cima fue tan intensa y aterradoramente fuerte que Lali ya no fue capaz de nada durante los interminables minutos que siguieron
Pero todavía fue consciente y capaz de tensarse de sorpresa cuando él apretó los labios contra ella en un fugaz beso y rodó de medio lado arrastrándola con él. Lali estaba ardiente y él aún más, pero se abandonó a la intimidad de aquel abrazo.
Y cuando por fin abrió los labios para murmurar su nombre y no recibió respuesta, se dio cuenta
de que Peter se había dormido.
Como estaban estos dos ��
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