Tuesday, June 9, 2015

capitulo 37

-Deja eso para más adelante, Lali.
-Bueno, supongo que puedo cancelar la cita - murmuro ella molesta.
-Sí, es lo mejor -aconsejó el señor Barry mirando unos libros y marchándose enseguida a casa sin más explicación. Lali frunció el ceño. El señor Barry siempre había estado deseoso por retirarse. ¿Acaso había cambiado de opinión? Horace Barry le había dado a entender que si le hacía una buena oferta para finales de ese mismo año la librería era suya. Sin embargo Lali no quería hacer una montaña de un grano de arena. No le haría ningún daño esperar.
Pasaron dos semanas más. El señor Barry siempre había sido una persona callada, pero durante ese tiempo se mostró incluso evasivo. Distraída y preocupada, Lali miró una noche el calendario. Fue entonces cuando, con retraso, notó que tenía otra cosa más importante de la que preocuparse. Posiblemente fuera el estrés y las noches en vela lo que le habían provocado aquel retraso en su ciclo menstrual. Llevaba una semana de retraso. Pero cuanto más pensaba y se preocupada por la
posibilidad de estar embarazada más fácil le parecía.
Aquella misma noche, al entrar en el edificio de Lanzani International, Lali vio a Peter por primera vez en el plazo de casi tres semanas. Alto, moreno, bien vestido, se dirigía al ascensor con otros tres hombres. El susto la obligó a dejar de respirar. Se detuvo de pronto, involuntariamente, y comenzó a sudar.
-¿Qué tal estás, Lali? -inquirió él con la mayor naturalidad.
Lali parpadeó con la mirada fija en el suelo y levantó el rostro lentamente. Su enormes e incrédulos ojos se centraron en Peter, parado junto a ella, mientras el corazón le latía como un loco. Unos ojos verdes la miraban insondables.
-Parece como si acabaras de ver un fantasma - continuó Peter en un murmullo.
Lali observó que los tres ejecutivos esperaban a Peter sujetándole la puerta del ascensor, atentos a la escena. Aquello la hizo reaccionar.
-¡Vete, por el amor de Dios! ¡Se supone que no me conoces!
-¡Da igual lo que haga, todo te parece mal! ¿Por qué tendrán que ser las mujeres tan irracionales?
-¿Y por qué serán los hombres tan increíblemente estúpidos? -respiró Lali apresurándose a pasar por su lado con la cabeza gacha.
Antes de escapar, no obstante, Lali notó que había cerca otras mujeres de la limpieza. Y todas la miraban. Entonces sintió que se hundía.
Cuando más tarde bajó a disfrutar de su descanso habitual se sintió muy incómoda. Nada más llegar ella se produjo un silencio, y hubo miradas y murmullos cuando se marchó. ¿Pero qué otra reacción hubiera podido esperar de sus compañeras de trabajo? Emilia Attias la siguió hasta el ascensor.
-¿Podemos hablar tú y yo? -Lali asintió-. Lali, las chicas han estado atando cabos y han llegado a ciertas conclusiones antes incluso de que comenzaras hoy a trabajar. Todo el mundo sabe que cambiamos de planta aquella noche y que desapareciste una semana.
-Pues no creí que le interesara a nadie.
-Por lo general no, pero algunas chicas habían comentado precisamente cómo te parecías a la rubia que salió en los periódicos con el señor Lanzani. No es que nadie sospechara, pero hoy... esa forma de detenerse el señor Lanzani y de acercarse a ti... es tan sospechosa...
-Yo haré que dejen de murmurar.

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