capitulo 42

—Y no llevaba con él ni cinco minuto cuando comprendí que no habías sido sincera del todo con tu familia. Peter te ha pedido que te casaras con él y lo has rechazado, pero sigues viviendo bajo su mismo techo. Dudo que te lo vuelva a proponer de nuevo, Lali.
—El no me ama... Y no estoy preparada para casarme con él sólo por... bueno, por estar embarazada —dijo Lali con voz quebrada.
—Eso es falso orgullo... y creo que lo perderás por completo si insistes en tal actitud.
Lali se puso pálida y se le contrajo el estómago.
—Yo creo que Peter es de los que si no consiguen lo que se proponen deciden que no lo querían de todas formas. Tiene un temperamento mucho más peligroso que el tuyo, Lali. No es de los que descargan la rabia, la guarda.
—¿Qué te dijo? —preguntó Lali incómoda.
—Me ha dicho que el matrimonio es la mejor manera de garantizar las necesidades del niño pero que, si tú no querías casarte, a él lel parecía bien. Estuvo frío y desdeñoso. Me dio la impresión de que Peter estaba profundamente amargado, Lali... y si has decidido no casarte con la esperanza de que te diga todas las razones por las que deberías decir que sí, me temo que puedes seguir esperando, porque no sucederá.
Lali sintió una oleada de miedo porque siempre había respetado la intuición de Benjamin.
Mucho después de que se hubiera ido, siguió paseando por la habitación inquieta. ¿Habría estado sólo esperando a que él la convenciera y le diera seguridad? ¿Pero qué derecho tenía a tener esperanzas después de lo que ella le había dicho? Le había arrojado su proposición a las narices con malicioso placer.
Sólo había pensado en su orgullo y en sus sentimientos, nunca en los de él. Benjamin había dado en el clavo en la causa de todo. Y ahora que se quitaba el falso orgullo, Lali se enfrentaba a la dura realidad. Lo cierto era que pasara lo que pasara, le costara lo que le costara, nunca podría soportar perder a Peter de nuevo.
Estaba bajando las escaleras vestida para cenar cuando Peter llegó a casa. Estaba
devastadoramente atractivo.
—¿Tengo tiempo de cambiarme? —le preguntó Peter —Por supuesto.
Lali le dirigió una sonrisa nerviosa.
—¿Le ha contado Vico lo de su curso? —preguntó Peter con cinismo. Lali se puso tensa.
-Yo...
—Tiene que haber alguna razón por la que estás tan sonriente. Después de todo, yo soy el tipo acusado de destrozar tu vida —la recordó con sequedad.
Lali se sonrojó de la incomodidad.
Quince minutos más tarde, Peter se reunió con ella en la mesa recién afeitado y vestido con desenfado con unos vaqueros y un jersey. Lali llevaba un vestido de noche de color verde seleccionado con cuidado entre la ropa que él le había comprado.
Lali jugueteó con nerviosismo con los cubiertos y se aclaré la garganta.
—He estado pensando en tu proposición...
—No recuerdo ninguna proposición... —la cortó Peter.
—Estaba muy disgustada... y, bueno, puede que dijera cosas que realmente no pienso.
—¿De verdad? —la desanimó Peter.
—No me lo estás poniendo fácil, ¿verdad?
Sus ojos estaban cargados de reproche.
—Dame una buena razón por la que debería —su brillante mirada descansé en ella con desafío desvergonzado—. Entre los dos hemos conseguido que acabaras embarazada, Lali. Yo no tengo más fuerza contra la tentación que cualquier hombre. Y tú no fuiste muy receptiva a mis esfuerzos por aliviar la tensión del ambiente a la mañana siguiente o cuando me tomé la molestia de ir a verte a tu oficina un par de semanas más tarde. Pero en lo único en lo que tú podías pensar era en tu hermano.
—Dijiste cosas muy hirientes aquella noche en casa de Freddy —protestó Lali a la defensiva. —Yo también estaba disgustado, pero raramente digo cosas que no piense.
Lali miró el primer plato sin apetito.
—Estoy empezando a pensar en casarme contigo.
—Tiene que ser «quiero casarme contigo» —la corrigió Peter con suavidad—. No creo que
lleguemos a cumplir un aniversario de otra manera.
—De acuerdo. Quiero casarme contigo.