Saturday, June 6, 2015

capitulo 5

-Déjame que te explique cómo está la situación, Lali. Tú y la estúpida de tu amiga podéis quedaros a trabajar en este edificio hasta el miércoles, mientras las cosas sigan en marcha, siempre y cuando tú no te apartes de mi vista.
-¿Cómo dices?
-Naturalmente te pagaré por todos los inconvenientes que...
-¿Inconvenientes? -lo interrumpió Lali con voz débil pero esperanzada.
-Supongo que tienes pasaporte, ¿no?
-¿Pasaporte? ¿Y qué tiene eso que ver?
-Tengo que volar a Grecia esta noche, y si tengo que vigilarte para asegurarme de que no utilizas el teléfono necesitaré que vengas conmigo -explicó él con impaciencia.
-¿Pero te has vuelto loco? -musitó Lali temblorosa.
-¿Vives sola o con tu familia?
-Sola, pero...
-Sorprendente. ¿Dónde guardas el pasaporte? -continuó preguntando Peter sin dejar de mirar aquel bello rostro.
-En la mesilla, pero ¿por qué...?
Peter marcó un número de teléfono en el móvil.
-No veo ninguna otra alternativa. Podría encerrarte en algún lugar, pero me temo que eso te gustaría aún menos. Y no puedo pedirle a mis empleados que te vigilen mientras me voy de viaje. Tienes que acompañarme, y de buen grado.
¿De buen grado? ¿Por su propia voluntad? Lali finalmente se quedó boquiabierta al comprender que estaba hablando en serio. Peter comenzó a hablar por teléfono en griego en tono brusco y dominante. Escuchó que mencionaba su nombre y se intranquilizó aún más.
-Pero... yo... ¡te juro que no le diré a nadie lo que he oído! -protestó enfebrecida mientras él colgaba el teléfono.
-No me basta. ¡Ah! y, otra cosa más: le he ordenado a uno de mis empleados que abra tu taquilla y saque las llaves de tu casa.
-¿Que has hecho qué? -preguntó Lali irritándose.
-Tu dirección está en los archivos de personal. Demitrios recogerá tu pasaporte y lo llevará al aeropuerto.
-Pero... ¡me voy a casa ahora mismo! -exclamó Lali con los ojos muy abiertos, llena de incredulidad.
-¿En serio? Ha llegado el momento de la verdad,
Lali -advirtió Peter con mirada desafiante-
. Puedes salir por esa puerta, no voy a impedírtelo. Pero puedo echaros a las dos, a ti y a tu amiga. ¡Y créeme, si sales por esa puerta lo haré! - Lali se detuvo a medio camino, helada-. Creo que sería mucho más sensato por tu parte aceptar lo inevitable y venir sin rechistar. Es decir, si es cierto que eres inocente, como dices -añadió en voz baja, escrutándola con ojos verdes brillantes e inquisitivos.
-¡Esto es una locura! ¿Para qué iba yo a querer poner en peligro mi puesto de trabajo contándole a nadie lo que he oído?
-Esa información vale un montón de dinero, creo que es un buen motivo -contestó Peter
caminando a pasos agigantados hacia la oficina de la que había salido-. ¿Vienes?
-¿A dónde? -musitó Lali.
-Tengo un helicóptero esperando en la azotea, nos llevará al aeropuerto.
-¡Ah...! ¿Un helicóptero? -repitió Lali con voz débil e incrédula.
Peter pareció comprender al fin que Lali estaba paralizada e incrédula ante sus exigencias. Cruzó la habitación, puso un brazo alrededor de sus hombros y la guió en la dirección en la que quería que lo acompañara. Después hizo una pausa para recoger un grueso abrigo oscuro colgado del respaldo de un sillón y se apresuró a
cruzar con ella la principesca oficina hasta una puerta en el extremo opuesto.

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