-¡Apártate de ella! -gritó Peter acorralándolo -.¿Me oyes? ¡O te apartas de mi mujer o te las verás conmigo!
-¡Te estás comportando como un salvaje, Peter! - gritó Lali.
Peter soltó por fin a Benjamin con un gesto de desprecio. Luego observó a Lali con ojos brillantes y llenos de reproches.
-Y tú pregúntate a ti misma de quién es la culpa. Te he visto besándolo...
-En la mejilla -se apresuró a decir Benjamin tratando de recuperar el aliento-. ¿Sabes? Podrías tener problemas si te acusara de asalto.
-Haz lo que te de la gana -replicó Peter sin prestarle atención.
-Y más aún si voy a los periódicos a contar cierta historia -musitó Benjamin.
-Tú lo que le mereces es un buen puñetazo por haberte aprovechado de esa información que oíste en la oficina -intervino Lali por fin.
-¿Éste es... Benjamin Amadeo? -preguntó Peter tras una pausa, helado.
Benjamin hizo gala entonces de su instinto de supervivencia y desapareció de improviso en su coche. En un minuto se había ido. Lali se estremeció. No podía dejar de mirar a Peter. Su pelo negro brillaba a la luz de las farolas.
-¡Benjamin Amadeo! ¿Qué diablos estaba haciendo él aquí?
-¡Vamos, por favor! -gimió Lali-. Sólo pasaba por aquí. Y no me importa lo que pienses de lo que has visto. ¡No tienes derecho a comportarte como un bruto!
-¡Cristos! ¿Cómo crees que me siento al verte con otro hombre? -gruñó Peter-. ¡Me dijiste que me mantuviera alejado de ti, me estás tratando como si tuviera la lepra! ¡No puedo soportarlo más! -Es que no sé qué va a ocurrir ahora -confesó Lali. -Pues yo sí... -respiró Peter alargando los brazos para levantarla y posar su boca sobre la de ella.
Aquel fiero y exigente beso dejó a Lali atónita y tambaleándose. El crudo deseo de Peter le hizo perder el control, desató todas las emociones que ella tanto había luchado por gobernar. La cabeza le daba vueltas, el corazón le latía acelerado, y la excitación comenzaba a atenazarla. Lali se estremeció, se agarró al fuerte y musculoso cuerpo
de él, gimió desde lo más profundo de su garganta y se agarró a sus hombros.
Peter se apartó. Sus ojos brillaban como el fuego mientras contemplaba el rostro de Lali.
-Siempre consigues sacar el animal que hay en mí, pethi mou -dijo con voz ronca entrando en la tienda y dejándola en el suelo-. ¿Dónde está el sistema de alarma?
-¿La... alarma? -repitió Lali desde otro mundo. Peter la encontró, la encendió y apagó las luces.
Luego tomó el bolso de Lali y la sacó fuera.
-¿Qué estás haciendo?
-Vamos a ir a cenar y a hablar.
-Pero si no estoy vestida para...
-Llevas ropa encima, ¿no? Estás maravillosa -añadió Peter obligándola a entrar en el Ferrari sin mirarla siquiera.
El rincón del restaurante en el que se sentaron estaba vacío. Lali levantó la copa de vino. Peter la miró, pero luego levantó una mano y le quitó la copa.
-¡No puedes beber eso!
-¿Y por qué no?
- ¡Estás embarazada! Es mucho mejor que no bebas nada de alcohol. ¿Es que no lo sabías?
-¿Y por qué iba a saberlo?
-Bueno, pues porque eres una mujer...
-¿Y?
-Se supone que una mujer sabe ese tipo de cosas - explicó Peter frunciendo el ceño.
mas nove ♥
ReplyDeletesube mas
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