-Pero quizá nunca me lo hubieras contado.
-Tú ya tenías encima la suficiente presión. Y, de todos modos, el asunto de Candela era algo a lo que me tenía que enfrentar yo solo.
-Te sentías culpable con respecto a ella -respiró Lali tensa.
-¿Y cómo crees que podía sentirme?
-¿La... amas?
-¿Qué tiene que ver el amor con esto?
Aquello silenció a Lali. Era una respuesta que decía mucho, y al mismo tiempo no decía nada. Amara o no a Candela se casaría con ella, pues esperaba un hijo. ¿Pero cuánto tiempo permanecería con ella? ¿Tendría Candela razón? Y, por otro lado, si se casaban, ¿qué tenía ella que perder? Sería su mujer durante una temporada, y su hijo sería legítimo. Aquello quizá no fuera importante socialmente, pero sí lo era para Lali después de la experiencia de su padre.
-Lo primero es el niño, después nosotros -declaró Peter entonces, poniendo punto final a la discusión.
Aquello sonaba a receta para el desastre a oídos de Lali, pero lo que en el fondo le importaba en ese momento era que lo amaba.
-Me gustaría casarme en una iglesia, y vestida de blanco. Así que si estabas pensando en un registro civil, lo siento.
Seis semanas más tarde Lali entraba en la iglesia para convertirse en la mujer de Peter. Llevaba un elegante vestido color crema que ella misma había pagado con sus ahorros. Era como un acto de fe en su matrimonio. Sólo había aceptado usar la tarjeta de crédito de Peter para comprar los complementos.
-Alguien tiene que llevarte al altar -le había dicho Peter por teléfono, desde Ginebra
-Olvídalo... ¿qué crees que soy? ¿un artículo de consumo? ¡Soy una mujer casi del siglo veintiuno! -¿Y por qué esa mujer del siglo veintiuno me ha rechazado la penúltima noche antes de nuestra boda?
-Quiero que nuestra noche de bodas sea algo especial. Dijiste que lo comprendías -le recordó
Lali.
-Bueno, es que cambié de opinión hacia las dos de la madrugada, cuando tuve que tomar una ducha fría.
Lali caminó hacia el altar con aquel recuerdo y con una amplia sonrisa. No veía a los invitados que llenaban la iglesia. Aquél era su día. Y la
ceremonia fue muy bonita. Bebió cada palabra que se dijo, cada instante. Pero también se apresuró a pronunciar cada promesa. En el fondo de su mente yacía la imagen de Candela poniéndose en pie y suspendiendo la ceremonia en el último momento.
Por desgracia a Lali no se le ocurrió pensar que Peter invitaría a Candela al banquete, de modo que fue un shock cuando la vio aproximarse a las puertas de la iglesia.
-Estoy muy feliz por vosotros dos -comentó Candela-. Lali, espero que no te importe, pero necesito hablar un momento con Peter.
Aquel nuevo aire de vulnerabilidad que había adquirido de pronto la morena resultó ser un toque mágico que afectó de inmediato a Peter. Candela lo arrastró a un lado y Lali se quedó sola, en la escalinata de la iglesia. Y con el correr de los minutos Lali se fue poniendo cada vez más pálida, más tensa. Los invitados lo observaron todo. Lali hubiera deseado morir de humillación.
Finalmente el fotógrafo llamó a Peter.
-¡Señor Lanzani, por favor...!
Y sólo entonces Peter volvió al Iado de Lali.
-¡Lo ha hecho deliberadamente! -comentó Lali impotente una vez que el fotógrafo hubo terminado su trabajo.
como peter pudo invitar a candela sabiendo lo que lali siente y peor dejarla alli sola para irse hablar con cande lali lo ubiera matado alli mismo :@
ReplyDeletea bueno peter se paso invitando a cande mas
ReplyDelete