capitulo 56

Lali sonrió y se ruborizó. Le molestaba que Peter tuviera que reprenderla cuando había tratado por todos los medios de mostrarse tranquila y amable. Sin embargo nunca había sabido ocultar sus sentimientos. Tenía la sensación de que sobre ella pesaba un estigma imborrable: Peter creía que había mentido sobre lo ocurrido en su primer encuentro a solas con Candela. ¿Pero acaso no era posible que la morena hubiera perdido por una vez los nervios y que se arrepintiera?, se preguntó Lali decidiendo ser más generosa con ella.
Agustin Sierra le presentó a su mujer, Caridad. Era una pelirroja amable y extrovertida.
-Me hubiera gustado conocerte antes de la boda, incluso pensé en lIamarte, pero no me atreví. Supuse que estarías muy ocupada con los preparativos.
-Lástima, me hubiera encantado -contestó Lali. Tras las presentaciones y unos cuantos ratos de charla todos se sentaron a la mesa.
-Caridad y Agustin son una pareja estupenda -comentó Lali en un susurro, sentada en la mesa principal-. ¿Desde cuándo los conoces?
-Desde los diecinueve años. Tuve un accidente de coche, y Agustin estaba de guardia como
estudiante de medicina en el hospital -explicó Peter curvando los labios en una sonrisa.
-¿Qué es tan divertido?
-Sólo tenía una contusión, pero mi padre estaba muy angustiado cuando llegamos -recordó Peter-. Actuaba como si Agustin me hubiera salvado la vida, y desde entonces nos hicimos amigos. Me hubiera gustado que mi padre te conociera -añadió mirándola a los ojos intensamente.
-No, no lo creo -respondió Lali-. Tu padre te habría encerrado antes de dejar que te casaras con una persona como yo.
-¿Qué quiere decir eso de «una persona como yo»? -Bueno, es sólo un modo de hablar. Tú siempre te viste protegido por tu familia, para mí, en cambio, fue todo lo contrario.
-No es de extrañar que te cueste confiar en mí, después de eso.
-No, la mayor parte de la gente en la que he tratado de apoyarme se ha desmoronado -confirmó Lali. -Yo no me desmoronaré, Lali. Tienes que aprender a confiar en mí, pethi mou.
Peter había dicho aquello en serio, y sin embargo era él quien no confiaba en ella. O al menos su palabra no tenía para él el mismo peso y valor que tenía la palabra de Candela. No obstante no era el momento de pensar en ello. Por fin estaban
casados, pero aún era pronto. El tiempo acabaría por resolver ese problema. Lali no sabía que Peter vería a Candela a menudo en el futuro, y era demasiado práctica como para arruinarlo todo a corto plazo sólo por aquello. Un matrimonio reciente era algo frágil. ¿No era una estupidez ponerlo a prueba sólo por Candela?
Horas más tarde Lali se cambió de vestido en una habitación reservada del hotel y se puso la ropa de viaje. Al volver a la sala de invitados Peter la observó con una expresión de aprobación.
-Bueno, ya es hora de que tires tu ramo de flores.
-No, quiero conservarlo.
Había tanta gente que quería despedirse de Peter antes de que se marcharan de luna de miel que por un momento ambos se separaron. Lali observó a Peter de lejos reír a carcajadas, y sintió una punzada de júbilo al verlo feliz y relajado. Era la imagen perfecta de un recién casado. Pero justo entonces, detrás de ella, una fría voz señaló:
-Me das lástima, Lali. Hacer de mujerzuela en la cama no va a servirte para retener a Peter, y no tienes nada más que ofrecerle, ¿no crees?
Lali se quedó helada, paralizada. Después se giró y vio a Candela de espaldas, acercándose a charlar con otra pareja a cierta distancia. Sin
embargo Caridad, a solo un paso y con la boca abierta, lo había oído y comentó:
-Venía a despedirme de ti antes de que os marcharais y... ¿será cierto que he oído lo que he oído? ¡Dios mío, nunca pensé que esa mujer pudiera ser tan malévola!
-Pues ahora ya lo sabes -respondió Lali.