Una abundante cena los esperaba en el salón. Polly y Lefki se sentaron juntas en un sofá. Eran tan pequeñas que los pies ni siquiera les llegaban al suelo. Discutieron entre ellas y, entre disputa y disputa, presionaron a Peter para que comiera. Su amor hacia él era evidente. Cuando finalmente se marcharon Peter la miró y se disculpó:
-Lo siento. Polly y Lefki viven en la isla, y nunca han salido de ella. Comprendo que para mucha gente resultan excéntricas, salen poco de casa.
-No, no te disculpes, yo las encuentro encantadoras.
-Me alegro -contestó Peter guiándola por las amplias escaleras y enseñándole un fabuloso dormitorio amueblado con opulencia donde comenzó a quitarse la chaqueta y la corbata.
Observar a Peter desnudarse le cortó la respiración. Lali se quedó paralizada. Los ojos de ambos se encontraron llenos de brillo sensual. Lali sintió que el corazón le galopaba. Desnudo, con aquel vello negro y brillante que era toda una fiesta para los sentidos, Peter se acercó a ella a grandes pasos. Luego le desabrochó los botones de la chaqueta uno a uno y se la deslizó por los hombros.
-Quiero volverte loca de pasión -dijo él con voz ronca.
-Eso ya lo ha hecho mi imaginación... -confesó
Lali.
Peter le desabrochó el sujetador y curvó las manos para abrazar sus pechos llenos. Sonrió satisfecho al oírla jadear y rozó con los dedos los sensibles pezones. Y de pronto la empujó suavemente sobre la cama y se tumbó sobre ella. La boca de Peter ardía sobre uno de aquellos pechos, su lengua era como lava. Una fiera respuesta provocó en ella gemidos y labios abiertos.
Peter levantó la cabeza con ojos hambrientos, crudos. Se apartó ligeramente y le quitó la falda y el resto de la ropa con manos impacientes. Sus ojos verdes recorrían aquella desnudez sin ocultar su deseo. Lali se sintió arder.
-Eres tan perfecta que... tengo que tomar una ducha para tranquilizarme -confesó Peter.
-Yo también.
Lali se apoyó sobre Peter bajo la cascada de agua en la ducha. Su cuerpo estaba débil y hambriento, pero su mente seguía tensa. No seguiría siendo perfecta durante mucho tiempo. Sus pechos, de hecho, estaban ya más llenos. Pronto el bebé haría magia con la esbelta figura que tanto le gustaba a Peter. Perdería la cintura, se le hincharía el vientre. ¿Seguiría Peter encontrándola atractiva entonces? -Dentro de unos meses pareceré un balón - musitó Lali impotente, incapaz de callar ante su temor.
-Hmm... -suspiró Peter deslizando una mano por aquel estómago aún plano y jugando con los dedos-. Espero ese día con impaciencia.
-¿Lo esperas con impaciencia? -repitió Lali débilmente.
Peter se sentó en el asiento de la ducha y tiró de Lali para sentarla encima. Ladeó la cabeza hacia atrás y dejó que las gotas de agua cayeran en todas direcciones sobre él antes de abrir los ojos y mirar de nuevo a Lali. Una sonrisa amplia curvaba sus sensuales labios.
-Supongo que debe de ser un sentimiento masculino, agape mou. Tienes a mi hijo dentro de ti, y eso me vuelve loco de excitación.
-¿En serio? -preguntó Lali mirándolo perpleja. Peter, con ojos brillantes como la esmeralda, levantó a Lali para volver a sentarla a horcajadas sobre él. Y observó divertido la reacción de ella al sentir su erección.
-¡Oh...!
Lali se quedó de pronto sin respiración. Su cuerpo reaccionó con un violento entusiasmo al de él. Peter la tomó de la cabeza y besó sus labios apasionadamente, con brevedad pero con hambre, excitándola al máximo.
-Así que.. ¿qué crees que podemos hacer al respecto? -preguntó él con voz ronca.
-Lo que tú quieras - susurró ella apenas capaz de mantener un hilo de voz.
otro porfavor
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