Peter rió, gimió de satisfacción. Y se tomó sus palabras al pie de la letra. La urgencia de aquel deseo excitó y dejó perpleja a un tiempo a Lali. Tras el clímax Peter la secó con una toalla disculpándose y riendo a carcajadas al mismo tiempo.
-No le digas nunca a nadie que consumamos nuestro matrimonio en la ducha -respiró él-. ¡No podría mantener la cabeza alta nunca más!
-¿Y porqué?
-Hubiera debido de ser más romántico -contestó él posándola sobre la magnífica cama-. Al fin y al cabo es nuestra noche de bodas -le recordó con un brillo en los ojos-. Es que sólo de pensar en que iba a hacer el amor contigo y sin ninguna protección por primera vez en mi vida me ha puesto... a tono. -Pues por mí perfecto que te pongas a tono -le confió Lali riendo sofocadamente y alargando los brazos para atraerlo hacia sí.
-Me gusta esto, me gusta que riamos incluso en la cama. Nunca antes había estado así -sonrió Peter.
Lali se despertó hacia el amanecer. Deambuló medio dormida por el baño y se quedó un rato contemplando a Peter mientras dormía. Por un segundo no pudo creer que fuera su marido. Se
retiró el pelo de la frente y sonrió. Los miedos que habían atenazado su corazón la noche anterior le parecieron de pronto exagerados y remotos. Su cuerpo clamaba por el de él. Y él la deseaba a ella, no sólo al bebé. Ni siquiera el embarazo había conseguido enfriar su deseo. Y si sólo se hubiera casado por honor nunca habría mostrado tanto entusiasmo como amante. Peter se había pasado la noche entera demostrándole, una y otra vez, que la encontraba deseable. Le había restaurado su confianza en sí misma. Lali se deslizó en la cama al lado de Peter suspirando. Se sentía increíblemente feliz.
Una sonriente sirvienta la despertó a la mañana siguiente al abrir las cortinas. Eran más de las once, y Peter no estaba. Lali no podía creer que hubiera dormido tanto. Le llevaron el desayuno a la cama en una bandeja. Se sentía como una reina. Tras el desayuno, Lali se miró al espejo y se apresuró a ducharse. Cuando terminó de secarse el pelo y de maquillarse se encontró con que alguien había deshecho su equipaje y guardado su ropa en el enorme vestidor.
Se había comprado ropa de sport justo antes de la boda, así que se puso un vestido nuevo y bajó las escaleras.
Entonces escuchó la voz de Peter. Hablaba en voz alta, casi a gritos. ¿Estaría enfadado? Un hombre salió apresuradamente de una habitación hasta el hall. Miró a Lali, se ruborizó y dijo algo en griego antes de marcharse. Lali frunció el ceño.
Peter estaba en un despacho hablando por teléfono. Hablaba en griego y recorría la habitación furioso de un lado a otro. Lali se quedó observándolo desde la puerta, y tras unos instantes sus ojos se desviaron hacia un periódico desplegado sobre la mesa. Era un periódico inglés. Peter colgó el teléfono y se dio la vuelta. Entonces la vio.
-Cristos... ¿qué estás haciendo tú aquí? -preguntó desconcertado.
Pero era demasiado tarde. Lali se había acercado al periódico lo suficiente como para reconocer una fotografía de su boda junto a otras más pequeñas, y entre ellas una de su padre, Nicolas Vasques, saliendo de un Mercedes. Era la primera vez que Lali lo veía en el plazo de cinco años.
-No creo que debas de leer esto, te vas a poner furiosa -dijo Peter soltando el aire contenido.
Lali se quedó mirando el periódico atónita. Había una foto de la humilde calle en la que ella había
nacido y se había criado. Y debajo ponía: «Desde la pobreza... hasta más allá de la avaricia. ¿Cómo?
¡Con un bebé de un millón de dólares!»
-¡Oh, no... -exclamó Lali temblando y sintiendo náuseas debido al shock y a la humillación por lo que todo el mundo leería esa mañana.
quiero otro mas
ReplyDeletemas =)
ReplyDeleteesa fue candela que publico, eso espero que peter descubra quien fue
ReplyDeletemas ♥
ReplyDeletenecesito massssssss
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