-Mi abuelo fue desheredado temporalmente por casarse con mi abuela.
-¿La hermana de Polly y de Lefki? -preguntó Lali sorprendida-. ¡Por el amor de Dios! ¿Y por qué? -Era una chica de la isla. Su padre era... -Peter vaciló-. Bueno, cuidaba cabras.
-¿Que cuidaba cabras? -repitió Lali, incrédula.
-Pero no vayas por ahí contándolo... -advirtió Peter. Lali fue incapaz de decir nada durante unos segundos. Recordaba haber comparado a Dio con un pastor de cabras. De pronto se echó a reír a carcajadas y se dejó caer sobre la arena. -Lo siento, Peter, es que es... tan divertido.
-Sabía que podía confiar en ti -aseguró Peter inclinándose sobre ella y contemplando su sonrisa y sus ojos negros y brillantes.
Lali se estremeció. Sus dedos siguieron la línea que dibujaba la masculina mandíbula.
-¿Tienes mucha hambre? -preguntó ella en un
susurro.
Peter gimió produciendo un sonido ronco y masculino y se tumbó sobre ella. Su boca se posó sobre la de Lali invadiéndola sensualmente y contestando a la pregunta.
Lali había visto la sauna y el gimnasio de la planta baja de la enorme mansión londinense, y se disponía a inspeccionar la piscina cubierta.
-Creo que esta casa te gusta -murmuró Peter. -Sí, me gusta más al natural que en el vídeo que nos mandó el agente -aseguró Lali.
-Entonces lo único que tenemos que hacer es mudarnos.
-¿A ti también te gusta? - preguntó ella girándose hacia él.
-Tiene de todo, así que la compramos.
-¡Será una casa maravillosa para nuestra familia! -exclamó Lali arrojándose a sus brazos-. No irás a comprarla sólo por mí, ¿verdad? -¿Me crees capaz de una cosa así?
-Sí -suspiró Lali-. Pero es aquí donde vamos a vivir, y por eso es importante que te guste tanto como a mí. Así que dime, ¿qué te parece?
-Será una buena inversión -contestó Peter encogiéndose de hombros. Lali gruñó-. Y la localización es excelente...
-¡Peter!
Peter la estrechó entre sus brazos dejando que la expresión seria de su rostro se desvaneciera. -Saltas por cualquier cosa, señora Lanzani. Me encanta la casa, ¿de acuerdo?
-Siento haberte arrastrado a ver todas las demás, temía que hubiera alguna que mereciera la pena. En realidad en cuanto vi ésta en el vídeo supe que era exactamente lo que quería, por eso la dejé para el final.
Lali subió a la limusina en estado de éxtasis. Llevaban casados un mes. Habían pasado tres gloriosas semanas en Chindos, y Lali se sentía tan feliz que creía vivir en el paraíso. Al principio había temido que la vuelta a Londres acabara con la magia de su matrimonio, pero nada había cambiado a pesar de estar Peter tan ocupado.
Aquella noche, en el apartamento del ático, Peter salió del baño con el cabello mojado y una toalla enrollada en las caderas.
-Lali... tengo que decirte algo.
Lali se sentó en la cama y sonrió.
-¿Ocurre algo?
-No, no ocurre nada malo -aseguró Peter-. Mañana por la mañana volaré a París a ver a Candela -Lali parpadeó-. Naturalmente, espero que eso no sea un problema entre nosotros dos. Yo soy quien le lleva todos sus intereses financieros desde que su padre murió.
Ellie se quedó helada ante aquella nueva revelación.
-¿Y por qué no me lo habías dicho antes?
-Para ser sinceros no creo que eso tenga relación contigo, es una responsabilidad que acepté mucho antes de conocerte - Lali se puso pálida. Aquello no era sinceridad, era sencillamente brutalidad.
se esta poniendo color de rosa la cosa jajaja
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