Lali volvió a recostarse en las almohadas, casi mareada por su éxito. Peter había accedido. ¡Maravilloso, Peter había accedido! ¿Cómo habría logrado ella tal hazaña? Entonces pensó en Benjamin. ¿Qué iría a decir cuando se enterara de que ella se iba a casar con Peter? Lo más seguro era que se pusiera furioso. ¿Estaría dispuesto a casarse después con una divorciada? En cuanto llegara a Londres iría a verlo y juntos discutirían la situación.
Si seguía adelante con los planes, Benjamin y ella tendrían el hogar que juntos habían planeado, y en el que estarían rodeados de amor y tranquilidad. Si no se casara con Peter, no habría ni boda ni futuro hogar, pues Benjamin no podía mantener una esposa. ¡A la felicidad hay que ayudarla!
A la mañana siguiente, Agustin fue a buscarla cuando estaba preparando el desayuno.
-¡No puedes casarte con Peter! -explotó desde el umbral de la puerta.
Así que Peter ya había hablado con él. Sus mejillas se tiñeron de rubor.
-Nunca te di motivos para creer que lo haría contigo.
-Eres un mal perdedor, Agustin -expresó Peter, quien había entrado en silencio en la cocina. No parecía ni agresivo ni divertido, pero la frialdad de su voz le hizo dudar a Lali de que hubiese acudido a defenderla.
-Te crees muy inteligente, ¿verdad, Peter? Y, según parece, consideras adecuado que Lali venga a robar algo a lo que no tiene derecho, ¡pues no es una de nosotros! -reclamó Agustin con furia.
-Es verdad, pero eso es un punto a su favor. Y ella no es ninguna advenediza, ya que lleva más de dieciocho años en la familia. El testamento de Adam indica que él no la consideraba una intrusa, sino parte de su familia.
Lali deseó que Peter no actuase como si ella no pudiera defenderse, por lo que le dirigió una mirada de advertencia antes de intervenir.
-Agustin, mi intención es dividir el dinero en partes iguales y...
-No lo des por hecho -la interrumpió Peter con suavidad.
-¡Al pedirte que te casaras conmigo, te hice un favor! -Agustin estaba a punto de ser dominado por la ira-. ¡Sabrá Dios cuáles serán tus antecedentes! No me sorprendería que le hubieses puesto una trampa a Peter.
-¡Peter! -exclamó Lali al notar la chispa de furia en los ojos de Peter, a la vez que se interponía entre los dos hombres-. Por favor, dejadlo y desayunemos en paz.
Al salir de la habitación, Agustin dio un portazo, gesto con el que quiso indicar lo que pensaba de la sugerencia de Lali.
Ni Sandra ni Agustin acudieron a la mesa a la hora de desayunar. Peter leía el periódico matutino con mucho interés cuando ella se puso de pie para retirar los platos.
-¿Podrás estar preparada a las diez? -preguntó él con aire despreocupado, y ella giró sobre sus talones.
-¿A las diez?
-Tengo un horario muy ocupado, Lali, y no creo que tengas muchas cosas que
llevar -replicó Peter con impaciencia-. Llamaré a Coverdale y le explicaré lo que sucede. No tiene sentido que permanezcas aquí más tiempo, además tenemos pendientes varias cosas, entre otras cosas; salir de compras.
lali ubiera dejado que peter le partiera la cara a agustin
ReplyDeleteMaaassss
ReplyDeleteotrooooo
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