capitulo 17

La mirada que dirigió a la gastada blusa de Lali fue muy significativa. La compadecía. Por eso la ayudaba.
-Eso no será necesario -aseguró ella con rigidez, pero él no la hizo caso, pues de acuerdo con su siguiente comentario, ya estaba pensando en otra cosa.
-¿Tienes la seguridad de que los sentimientos de Benjamin son los mismos que el año pasado?
Furiosa, ella contestó:
-Por supuesto que sí. Benjamin me escribe todas las semanas sin falta. Tú no debes preocuparte de eso. Soy muy capaz de cuidar de mí misma.
-Sí, se nota.
Tardó menos de media hora en recoger sus escasas pertenecias. Su pequeño joyero contenía sólo tres artículos. Un anillo de sello, un relicario con una cadena rota y un brazalete... todos de oro y todos regalos de Peter. Tenía que reconocerlo, Peter había sido el único que había tenido con ella detalles. El resto de la familia apenas si hacía caso de ella.
Al ir a despedirse de Maisie, encontró a la vieja sirvienta muy ceñuda, pero ese gesto desapareció por completo cuando se dio cuenta de que con quien se iba Lali era con Peter.
-Me alegra que cuentes con quién te proteja -le dijo.
-Maisie -expresó Lali con un suspiro-, voy a casarme con Peter y después... -no terminó la frase para no causar le preocupaciones a la anciana y se limitó a abrazarla.
-Él siempre estuvo pendiente de ti -comentó Maisie mientras se limpiaba una lágrima-. Desde que eras pequeña. Serás feliz. Un esposo, niños y tu propio hogar, que es lo que te hace falta. El señor Peter es un hombre muy afortunado.
Lali sintió un nudo en la garganta.
-Les escribiré -prometió-. Ustedes no deben preocuparse por nada, ¿entendido?
-Bendita seas, niña, pero por quien Sam y yo nos preocupábamos era por ti.
Cuando Lali se reunió con Peter en el vestíbulo, las lágrimas le corrían sin ningún disimulo por las mejillas.
-Os queréis mucho, ¿verdad? -aseguró Peter sin ningún reproche.
-Sí -suspiró Lali-, y me imagino que a ella le duele mucho no poder asistir a la ceremonia entonces guardó silencio, al recordar que no se trataría de una verdadera boda, y no volvió a hablar hasta que se encontraron sentados en el asiento trasero del lujoso automóvil-. ¿Dónde me hospedaré mientras permanezcamos en Londres?
-preguntó de modo prosaico.
-Estarás en un hotel hasta que tengamos todo preparado.
-Sí, claro.
-Te conozco, y sé que si te llevara a mi apartamento te sentirías muy incómoda.
Lo que Lali entendió, fue que Peter vivía con alguien, o que, por lo menos, todas
las noches tenía una invitada.