Thursday, September 10, 2015

capitulo 25

De pronto, Lali dejó de sentir la navaja y el peso del hombre, y percibió que era alumbrada por la fuerte luz de una linterna. Nunca en su vida había sentido tanta alegría al ver a un policía, aunque éste, después de ayudarla a ponerse de pie, empezó a sermonearla por andar por esos sitios.
Después de ser conducirla a la comisaría para prestar declaración sobre lo sucedido: el ladrón le había quitado su bolso donde llevaba todas las cartas de Benjamin, así como sus ahorros de un año, también fue interrogada respecto a su domicilio actual y el de su familiar más cercano, por lo que dio el nombre de Peter. Al principio no la creyeron cuando dijo que se hospedaba en el hotel Dorchester, y pensaron que debía sufrir alguna conmoción, por lo que Lali, consciente de su sucia apariencia, tuvo que hacer un gran esfuerzo para convencerlos de la verdad.
-Señorita Esposito -le dijo uno de los agentes al terminar los trámites-, si no tiene quién venga a recogerla, una de nuestras patrullas la llevará hasta su hotel.
Mientras ella reflexionaba sobre eso, Peter irrumpió furioso en la comisaría. No obstante, Lali se sintió feliz al verlo.
-Cielos, Lali -expresó con dureza al contemplarla con incredulidad-, ¡no sabes cuidarte sola! -extendió hacia ella una imperiosa mano-. ¿Han terminado? Pues entonces vámonos ya.
-No comprendo. ¿Cómo... supiste... lo que...?
-Me avisaron -fue el conciso comentario mientras salían de la comisaría de policía para dirígirse al coche, pero el tono de su voz insinuaba que ella había cometido un crimen-. ¿Te han violado? -preguntó con rudeza, y Lali parpadeó aturdida, sin responder-. Te he preguntado que...
-No... no -musitó la chica bajando la cabeza-. Sólo me robaron mi bolso.
-Toma, bebe esto -ordenó él una vez que se encontraron instalados en el asiento trasero del automóvil-. ¡No puedes estar sola un momento sin hacer tonterías y estupideces! En cuanto lleguemos a casa, llamaré a un médico.
Lali, quien no quiso aceptar la bebida que le ofrecía él, no se sentía molesta por su enojo, pues comprendía que era una válvula de escape para la preocupación que debió sentir al haberse enterado de lo sucedido. Era una ironía, pero a su lado ella se sentía segura y a salvo. Benjamin se habría sentido muy avergonzado al tener que recogerla en ese estado en una comisaría de policía.
-No necesito un doctor.
-Yo decidiré eso -le contradijo Peter con énfasis-. Es posible que hayas recibido un mal golpe.
La cabeza le dolía mucho y entonces empezaron a fluir las lágrimas que antes había podido contener.
-Lo siento -sollozó.
-Así debe ser. Cuando contesté a esa llamada y supe que habías sido atacada... -soltó la respiración con lentitud-. Pensé que podrían haberte hecho otra cosa -le pasó un brazo por los hombros.
-Te ensuciarás de barro.

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