Wednesday, September 2, 2015

capitulo 37

Lali levantó su mentón, en gesto de desafío.
-¿Y por qué me iba a tomar tantas molestias cocinando, cuando sería más fácil de otra manera? Anda, siéntate y come.
Lali se puso otro vaso de vino.
-Podrías levantar a un muerto con esa ropa -murmuró Peter, con un tono de burla-.
Estás guapísima -Peter empezó a descorchar una botella de Vino.
-¿De dónde has sacado esa botella?
-De la bodega -le contestó-. La tenía guardada para una ocasión como esta.
Lali empezó a jugar con la comida en su plato y se quedó observándolo mientras comía. Cada vez que lo miraba, la boca se le secaba. Ya casi se lo imaginaba en el dormitorio de la parte de arriba de la casa. Se debatía entre el sentimiento de ansiedad, por el reto que se había impuesto, y la anticipación. Cada vez que se iba a la cocina, bebía vino, por lo que poco a poco, los intentos que hacía Peter por mantener una conversación sólo obtenían monosílabos como respuesta.
En los postres, Lali, mientras lo observaba le susurró:
-En el fondo querías que fuera virgen, ¿no?
-¿Por qué piensas eso? -replicó Peter, tensando su cuerpo y entrecerrando sus incomunicativos ojos.
Lali alzó el mentón y se lo colocó sobre una mano, sabiendo que con aquella pregunta le había impresionado y sonrió de forma maliciosa.
-No te lo puedo explicar, pero sé que es verdad. Debes estar un poco desilusionado. -En absoluto -su boca dibujó una sonrisa muy provocativa-. No se me ocurre un inicio más tedioso para una aventura amorosa tan corta como esta.
El silencio se alargó. Lali palideció.
-Ayer estuve un poco cohibida -le informó, de una forma un tanto abrupta-. Normalmente no soy así en la cama.
-Eso está bien, porque yo esta noche me siento un poco tímido -replicó Peter, sin inmutarse.
De forma involuntaria, Lali se quedó observándolo, su corazón golpeándole de forma salvaje contra sus costillas. Tenía unos ojos que la hipnotizaban. A lo mejor por eso su cabeza le daba vueltas y le era tan difícil concentrarse.
-¿Quieres café? -le preguntó. Peter observó que sacaba la lengua para humedecer sus resecos labios. Se puso en tensión y poco a poco levantó su cuerpo. Le quitó el vaso que tenía en las manos y la estrechó entre sus brazos.
-Para mí no -susurró, con voz ronca. Lali se excitó. Sintió las manos de Peter en su espalda, apretando su cuerpo contra el de él. Empezó a jadear, cuando se dio cuenta de que sus pechos se hinchaban y sus pezones se endurecían.
-Vamos a la cama -sugirió Peter. Lali cerró los ojos, porque se sentía dominada por él. Así no era como ella lo había pensado. Peter estaba llevando el control. -No... ve tu primero... tendrás que esperar tú esta noche...
-Está bien.
Lali abrió los ojos y lo observó subir las escaleras.
Se agarró en el respaldo de la silla, porque pensó que se iba a marear. Había bebido demasiado y no había comido apenas. Estaba furiosa consigo misma por ser tan estúpida. Se sirvió una taza de café, que se bebió de forma inmediata, para ver si se espabilaba un poco.

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