-No más que como lo estaba con cualquiera de los demás. El hecho de haber asistido a su funeral es el colmo del mal gusto, y si Peter esperaba salir beneficiado en su testamento, pronto se convencerá de su error.
Lali se enfureció porque sin contar los dos meses transcurridos desde que se tuvo la certeza de que Adam Esposito se encontraba en su lecho de muerte, Agustin había visitado muy pocas veces a su abuelo, con lo cual demostró una frialdad que a Lali le parecía despreciable. Por desgracia, durante las últimas fechas, al abuelo se le ocurrió pensar que Agustin sería un excelente esposo para ella. Imperturbable y muy cuidadoso en sus modales, Agustin había causado una profunda impresión en Adam, pues además era tan avaro como él.
Cuando el coche cruzó las altas y herrumbrosas rejas de Hall, Lali se sintió más relajada. El tiempo y los elementos habían causado grandes estragos en la propiedad, y la oscura y airosa tarde les dio una triste bienvenida.
Al ver que el viejo Rover del señor Coverdale ya se encontraba aparcado delante de la casa, Lali se apresuró a bajar del coche.
-Iré a decir que preparen té. Hace mucho frío.
En su opinión en el testamento no habría ninguna sorpresa. La propiedad se dividiría en partes iguales entre todos ellos. Esa era la razón por la que Agustin le había pedido hacía una semana que se casara con él. Al pasar frente al espejo del vestíbulo, su monótono y descolorido reflejó se burló de ella.
Cuando era una adolescente, tenía la fantasía de que al crecer se convertiría en una mujer hermosa, pero hacía mucho que ese sueño se había esfumado. Ya era adulta, pero no era guapa; además corta de vista y demasiado baja. Si Agustin se le había declarado, era por que contaba con su dote.
Al contemplar las deshilachadas cortinas, las gastadas alfombras y el vulgar mobiliario, sonrió con amargura. ¡Dinero! ¿Para qué le había servido a su abuelo si ni siquiera vivía con comodidades?
Un año atrás, ella se sintió muy feliz cuando Benjamin, el administrador de la propiedad, le pidió que se casara con él. Olvidadas su timidez y su reserva durante un momento, Lali se apresuró a comunicarle la noticia a su abuelo. Pero Adam despidió a Benjamin y, antes de que ella pudiese hacer las maletas para seguirlo, su abuelo le notificó que estaba enfermo de cáncer y que si ella se iba, él despidiría a la pareja de ancianos que aún tenía a su servicio y moriría en soledad. Lo que convenció a Lali de quedarse fue la amenaza de dejar a los fieles Maisie y Sam Morley sin hogar.
Aunque, en realidad, ella no era capaz de eludir el cumplimiento de su deber, el cual en esos momentos consistía en hacer menos duros los meses que le quedaron de vida a su abuelo, a quien trató de convencer de que en su testamento dejase un pequeño legado para esa pareja de sirvientes que había envejecido a su lado.
Colgó su impermeable y se dirigió a la cocina a toda prisa. Al contemplar Maisie su expresión tensa, dejó el carrito con el servicio del té y se acercó a abrazar a Lali con cariño.
-Lo difícil ya pasó y todo saldrá bien -la consoló la anciana-. Y no permitas que
nadie te moleste y te haga pensar otra cosa.
+++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++
ReplyDelete