capitulo 42

-La verdad es que me llevé una sorpresa cuando me enteré de que Peter y yo estábamos todavía casados. Pero mucho más me impresionó saber que nos había estado manteniendo -respondió Lali-. ¿Cómo has podido hacer algo así, Emilia?
-No podía permitir que anularan tu matrimonio. Era como tirar todo por la borda. Lo hice todo por tu bien...
-Emilia, por favor -respondió Lali, en un susurro-. No me mientas...
-Estoy diciéndote la verdad. Peter te rompió el corazón y yo tuve que cargar con una adolescente deprimida. Tenía que pagar por lo que hizo...
-Mamá, yo...
Pero no había forma de parar a Emilia.
-¿No he querido siempre lo mejor para ti? ¿No utilicé su dinero para comprarte los mejores vestidos? ¿No celebré fiestas, para que conocieras gente? ¿Es culpa mía que nada de lo que hacía te gustara?
-No, pero... -Lali trató de interrumpirla de nuevo, pero su madre ya se había puesto a la defensiva.
-Y por lo que se refiere a esas tonterías que me dijiste, que Peter nunca se había acostado contigo... ¿piensas que me lo he creído alguna vez? -Emilia empezó a reír con cinismo-. Eso lo decías para salvar tu orgullo, para no aceptar el hecho de que te utilizó y dejó cuando ya no le servías. Y Peter pensó que se iba a salir con la suya. Pensó que con dinero iba a callarte y salvar su reputación, porque no quería que se enteraran de que un Lanzani se había casado con una chiquilla de la que ya se había aburrido.
-Pero no fue así...
-Te comportaste de una manera suicida, Lali. Peter se merecía un castigo. Sólo espero que la publicidad que se está haciendo de él y su familia, les sirva de escarmiento...
-¿Qué publicidad? -preguntó Lali, con una sensación de angustia en su estómago, al tiempo que oía un ruido extraño en el teléfono, como si alguien hubiera levantado otra extensión.
-Escucha, al ver que no dabas señales de vida, empecé a preocuparme -le dijo su madre-. Tu padre me habló mucho de las vendettas de los italianos. Peter había descubierto quién estaba recibiendo todo su dinero y decidió librarse de ti, pero sin que se hiciera público el divorcio.
-Mamá, todo eso es una locura...
-Eres muy ingenua, Lali. Los Lanzani son una familia muy poderosa y sin escrúpulos, y tú sólo eres una molestia para ellos. Por eso he querido que todo el mundo se enterase. Ahora mismo, la casa está rodeada de periodistas, y algunos son italianos. ¿Qué quieres que les diga cuando salga?
Gotas de sudor aparecieron en el labio de Lali. A Emilia le encantaba ser el centro de atención. Su madre continuó preguntándole, de forma inquisitiva.
-¿Qué relación tienes con Peter? ¿Quieres que diga que su familia exigió vuestra separación hace cinco años, o quieres que les diga que es un desvergonzado seductor de adolescentes? Eso puede ser importante cuando pidas el divorcio...
-Deja que yo decida si me quiero divorciar o no...
-Emilia... -se oyó otra voz en la conversación-. Soy Peter. Si se te ocurre hablar con la prensa, te juro que haré que te echen de esa casa antes de esta noche. Y después te llevo ante los tribunales por fraude.
Las dos mujeres permanecieron en silencio, al darse cuenta de que Peter había escuchado toda la conversación.
-¡Eres mi yerno! -protestó Emilia.