-En esa relación, eso no tiene nada que ver. Así que ten cuidado -le retó Peter, y se cortó la comunicación, porque la madre de Lali colgó sin decir otra palabra.
Lali se dio la vuelta, sintiéndose confusa, cuando Peter entró en el vestíbulo. Le quitó el teléfono de la mano y lo colgó en su sitio con brusquedad. Y como si eso no hubiera sido suficiente, arrancó el cable de la pared.
Lali se asustó. Peter estaba pálido de la rabia, sus músculos de acero en tensión, con una mirada encolerizada.
-Una llamada bastante instructiva -le dijo Peter, con claro desprecio-. Tú y tu madre formáis la mejor pareja de ladronas desde que desaparecieron Bonny and Clyde. Ella ha llamado a la prensa y ahora tú estás estudiando lo que me vas a pedir para obtener el divorcio. Eres una zorra. Tendría que haberme imaginado que tú querías sacar también un beneficio de todo esto.
Completamente pálida, Lali retrocedió unos pasos.
-Peter, te juro que todo esto es un malentendido. Mi madre sólo ha intentado protegerme...
-¿De quién? ¿De mí? ¿Por qué iba Emilia a querer protegerte de mí? -le preguntó Peter. -Lo que está claro es que mi madre no se creía nada de lo que le decía hace cinco años... lo que le conté de nosotros -murmuró Lali, con gesto ausente-. Ni siquiera sale con hombres, porque desconfía de ellos. Siempre dice que entre Giles y mi padre habían arruinado su vida, y cree que tú hiciste lo mismo con la mía... y la verdad, eso es lo que hiciste...
-¿Es arruinar tu vida, asegurarme de que vivieras como una reina? -Peter se echó el pelo para atrás. Lali se puso nerviosa, cuando le oyó decir una grosería entre dientes. Clavó su esmeralda mirada en su rostro-. A lo mejor tienes razón, a lo mejor arruiné tu vida, porque en realidad te has convertido en una mujer retorcida.
-Yo no soy retorcida...
Peter empezó a reír a carcajadas, mostrando su desacuerdo.
-Te dejé en manos de una mujer egoísta y avariciosa. Si te hubieras quedado conmigo, por lo menos podrías haber aprendido algo de moralidad.
-Te aseguro que yo no ando corta de eso -replicó Lali, alzando el mentón, sus pómulos enrojecidos por la ira.
Peter la miró de arriba abajo, con un aire tan insolente que la dejó helada. Su mirada desdeñosa recorrió el valle profundo de sus pechos, que surgían entre su albornoz.
-Ni siquiera tu amante se lo cree...
-Gas no es, ni nunca ha sido mi amante.
Peter torció la boca, de forma muy expresiva.
-No debe ser un caballero, si comparte cama contigo y luego viene aquí a contar lo promiscua que eres.
Luchando por tragarse el insulto, Lali suspiró hondo y después sintió como si una luz muy brillante le hubiera estallado en la cabeza. Se sintió mareada y, cansada de que le echaran la culpa de los errores de otros, y la gota que colmó el vaso fue el ataque que hizo Peter de su moralidad.
-¿Y qué pasa si he salido con montones de hombres en mi vida? -Lali lo desafió, sabiendo que Gas había hecho aquel comentario, porque nunca estaba mucho tiempo con un hombre, y por ello se sentía ofendido-. Eso a ti no te incumbe.
Se la quedó mirando fijamente a los ojos y no dijo nada.
-¡Está bien, soy una furcia!
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ReplyDeleteHayyy me sacan de quicio!
ReplyDeletelos dos necesitan que le den unas bofetadas por tarados
ReplyDeletemasssssssss
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