-Peter, ¿puedo hablar contigo en privado? -le preguntó su padre, luchando por permanecer impasible-. ¿Nos perdonas, Lali?
-Esperaré en el coche, Alvaro -anunció Sonia, levantando la cabeza, cuando pasó al lado de Lali.
-¿Por qué no lo quiere? -le preguntó Lali a la madre.
Sonia se detuvo, se dio la vuelta y miró con cara de asombro a Lali.
-¿Perdón? -murmuró, con un tono de incredulidad en su modulada voz-. Peter es mi hijo. Por descontado que lo quiero...
-¡Eso no es cierto! -contradijo Lali, condenándola con su mirada-. Lo único que quiere es herirlo. Lo que quiero saber es por qué. ¿Por qué? Peter es un hombre maravilloso, en muchos sentidos. Es inteligente y honesto. A muchas madres les gustaría tener un hijo así...
-¿Cómo te atreves a hablarme de esa manera?
De pronto, dándose cuenta de su conducta, Lali se sonrojó. Ni siquiera ella podía entender cómo se había atrevido a enfrentarse a aquella mujer. Pero le había salido desde muy dentro aquel instinto de proteger a Peter. Y lo único que había conseguido era enfurecer a su madre y empeorar aquella situación.
-Así que mi hijo se ha casado con una verdulera que lo protege como una zorra protege a sus cachorros. Pero Peter no te va a agradecer esa actitud conmigo -Sonia se puso los guantes, sin mirar a Lali a la cara-. De hecho te devorará viva, porque él ama y respeta a su madre. Y por lo que he visto en la prensa, tú también amas a mi hijo. Pero eso es sólo una aberración pasajera, de la que Peter pronto se librará con un poco de suerte.
Lali encogió el cuerpo, como si le hubiera clavado una daga en el corazón.
-Tu puesto es el de amante, no el de esposa. Melina hubiera aceptado esa situación. Todos lo hubiéramos aceptado -le dijo Sonia con crueldad-. Pero ahora ya es demasiado tarde. Ya has perdido el anonimato necesario para ocupar ese puesto. Cuando Peter se canse de ti y vuelva con Melina, verás que tengo razón.
Cuando la madre de Peter se fue, Lali se agarró a una de las columnas de mármol y apoyó su frente húmeda en ella. Se sentía como si hubiera estado peleando diez asaltos con un boxeador. Ella no estaba enamorada de Peter. No lo estaba. Ya había madurado, era una mujer con más mundo. Pero era innegable que a la edad de dieciséis años había fijado sus afectos en un tipo de bandera.
Porque Peter era un tipo impresionante, a pesar de que ella le hubiera tratado de convencer de que se había casado con la mujer más desagradecida y avariciosa del mundo.
Lali se dio cuenta de que seguía enamorada de Peter. No podía quitárselo de la cabeza. Lo tenía muy dentro de su corazón, formando parte de su propio cuerpo. En mitad de aquella revelación, Alvaro salió del estudio y pasó a su lado, sin darse cuenta de que estaba detrás de la columna.
Completamente pálida e insegura de sí misma, Lalie entró en la habitación de la que había salido el padre. Peter no se dio cuenta de su presencia. Se estaba poniendo una copa. Con el vaso de whisky en la mano, se dirigió hacia una de las ventanas, permaneciendo de pie allí, con las piernas un poco separadas.
¿Cómo era posible que estuviera enamorada de un hombre al que sólo le interesaba satisfacer su lujuria? ¿Cómo podía amar a un hombre que no tenía en cuenta las emociones?
como odio a los papas de peter son unos idiotas ,y ma a la mama
ReplyDeletequiero mas
ReplyDeletequieroooooooooooooooooooooooooooooo
ReplyDeletemasssssssssssssssssss
ReplyDeletenovelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ReplyDeletecontinualaa porfas
ReplyDeletemas
ReplyDeleteMaaasss
ReplyDelete