Se limpió una gota de mayonesa del dedo con el trapo de cocina, dejó el sándwich a un lado y fue hacia la puerta para mirar por la mirilla. En cuanto vio quién era, se le paró el corazón.
Oh, Dios, era él.
¿Cómo la había encontrado?
¿Qué quería?
Lali se miró la ropa, y se dio cuenta de lo poco atractiva que estaba. No se parecía en nada a la vampiresa que Peter había conocido aquella noche.
A pesar de que le había encantado la libertad que le había dado aquel aspecto descarado, enseguida se había dado cuenta de que no podía seguir llevándolo en su vida diaria. Sus compañeros de la biblioteca se caerían de espaldas si veían aquel cambio tan brusco y repentino, así que sólo había hecho sutiles cambios.
Actualmente su guardarropa estaba un poco más actualizado. Le había empezado a gustar la experiencia de ir de compras. Y cada mañana se tomaba la molestia de mezclar y combinar diferentes prendas para ir creando un nuevo atuendo.
Su pelo era otro cambio. Había vuelto a teñírselo de su color, pero un tono más oscuro, y se había hecho un nuevo corte de pelo que le parecía que le quedaba bien, aun sin aquel peinado voluminoso de aquella noche de su cumpleaños.
No obstante, no podía dejar que Peter la viera así. Pensaría que estaba en casa de la hermana melliza de Lali.
Intentó que no le temblase la voz y preguntó:
—¿Quién es?
Pasó un segundo hasta que se oyó la voz al otro lado de la puerta.
—Busco a Lali… Mmm… Lali Esposito.
Su familiar tono de voz la hizo estremecerse. Aunque por un lado estaba en estado de shock por su inesperada aparición, por otro estaba encantada de que Peter se hubiera molestado en buscarla. Y de pronto sintió ganas de volver a hablar con él.
—¡Peter! ¡Qué sorpresa! —respondió ella, corriendo hacia el dormitorio—. Espera un momento, ¿quieres? Enseguida salgo.
Se quitó las sandalias y el vestido rápidamente, y buscó en el armario algo más apropiado para la mujer que él creía que era.
Se tuvo que conformar con un vaquero blanco ajustado y una camiseta escotada de color rosa con una enorme flor adornando uno de sus senos. Aquellas nuevas adquisiciones le demostraban que ciertamente tenía un lado femenino, aunque estuviera un poco escondido.
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ReplyDeleteMaaass
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