Saturday, November 14, 2015

capitulo 32

—Si es eso lo que sentías, simplemente deberías haber dicho que no — afirmó Lali, asombrada de que ciertas mujeres pudieran llegar a tales extremos solo por avaricia—. Es decir, esto no ha sido idea mía y no parece estar divirtiéndote mucho más que a mí así que ¿por qué no lo dejamos ya? Por favor...
—Yo no quiero dejarlo —replicó él, agarrándole un rizo y enredándoselo en el dedo—. Quiero ver que estás hermosa...
—No puedo ser lo que no soy... —susurró ella, muy confusa.
—Tú puedes ser lo que quieras ser,
cara...
Lali lo miró a los ojos y sintió que el corazón empezaba a latirle a toda velocidad. La cautela que las últimas y duras lecciones que la vida le había enseñado le obligó a tener los pies en el suelo. Sabía que los cuentos de hadas no existían en la vida real. Sin embargo, cuando separó ligeramente los labios para tomar oxígeno, notó que Peter se acercaba a ella y que le acariciaba suavemente la boca con la punta de la lengua. Solo duró un segundo, pero sintió una corriente eléctrica que se abrió paso a través de ella e hizo que su cuerpo respondiera de un modo instantáneo, apasionado. Aquella sensación le había producido tanto placer que se echó a temblar, y se habría caído al suelo si él no la hubiera rodeado con un brazo para evitarlo.
—Relájate...
Lali estaba atónita. Tal vez aquello solo había sido un ligero coqueteo para él, pero le había provocado sensaciones que ella nunca había conocido. Quiso mostrar una actitud tan despreocupada como él, pero le resultó imposible. ¿Qué quería de ella? No sería lo evidente, ¿verdad? ¿No sería que quería una amante de bajo presupuesto? ¿Qué tenían ellos en común?
—Lo siento, no he podido resistirme —admitió Peter, en voz baja.
—Me apuesto algo a que puedes resistirte a mis encantos perfectamente —le espetó ella—. ¡No juegues conmigo!
—Entonces, deja de darme luz verde —replicó él, dejando a Lali tan desconcertada que la joven se sintió aliviada cuando una mujer se acercó al estrado.
Las cortinas se abrieron y salió la primera modelo. Desde el primer momento, Lali se quedó atónita. Nunca antes había visto un desfile de modelos y la desconcertaba que todo aquello se hubiera preparado exclusivamente para ellos dos. Las descripciones que la mujer iba haciendo de los trajes no significaban nada para ella, pero todos los diseños le parecieron maravillosos. Sin embargo, no se podía imaginar vestida con prendas de aquel calibre.
—¿Te ha gustado? —le preguntó Peter, cuando las cortinas se cerraron
por fin.
—Sí... gracias.

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